¿Por qué no podemos ser felices eternamente?

Por , el 28 marzo, 2018. Categoría(s): Ciencia ✎ 5

esta-es-la-carta-de-puigdemont-a-rajoy
Parece de sentido común afirmar que uno aprecia mucho más la lluvia tras una larga sequía. Lo mismo sucede con un sueldo fijo, es mucho más reconfortante si previamente has estado una larga temporada en el paro.

Uno siempre se siente más reconfortado cuando el logro que se obtiene es poco común. Obviamente, lo mismo nos sucede a la hora de evaluar el grado de felicidad. ¿Cómo ser verdaderamente feliz si previamente no se ha experimentado la infelicidad? En ocasiones empleamos trucos psicológicos para convencernos de que somos felices, sin embargo el «premio gordo» se obtiene cuando uno se enfrenta a una novedad, sea del tipo que sea. Es ahí donde comienzan los verdaderos cambios en el nivel de felicidad.

Hasta aquí nada nuevo bajo el sol, todo esto lo sabemos de forma intuitiva, pero siempre es bueno escuchar a un neurocientífico explicándolo como dios manda. En la web Nautil.us, la profesora Indira M. Raman explica como alcanza a nuestras neuronas este factor novedad. Y es que al parecer, nuestras neuronas no evalúan a todos los estímulos entrantes del mismo modo, sino que analizan los cambios en estas señales a nivel molecular. Básicamente, cuando un estímulo no varía a lo largo del tiempo, tiende a ser ignorado.

Pero veamos lo que dice la profesora Raman (traduzco):

La capacidad de acostumbrarse y, en última instancia, de ignorar la información entrante que es estática, familiar, predecible y no dañina resulta útil desde el punto de vista del comportamiento; en otras palabras: ofrece una ventaja evolutiva.

Continuar notando sensaciones como el toque ligero de la ropa sobre nuestros brazos o la suave fragancia del detergente que usamos para lavarla, sería una distracción, por decir algo, e incluso podría interferir con nuestra capacidad para detectar y responder a una señal que realmente importa, como recibir un golpecito en el hombro o percibir que se nos quema la tostada.

De hecho, la incapacidad para predecir y, por lo tanto, adaptarse puede ser un factor que contribuye a afecciones como los trastornos del espectro autista.

Además, enviar señales al cerebro acerca de información que ya conocemos es una pérdida de tiempo. Cuando todos esos iones entran y salen de las células para enviar señales dentro de nuestros cerebros, simplemente no pueden permanecer en el lado opuesto al que comenzaron. Y extraer sodio desde las neuronas y bombear potasio de regreso a ellas consume energía en sentido literal, por lo que es más eficiente no generar potenciales de acción que no lleven información que valga la pena.

Resumiendo: percibimos las cosas no por su valor absoluto sino por su contraste con lo que teníamos antes. Eso explicaría por qué uno no puede ser nunca feliz del todo, incluso aunque tenga la cuenta corriente de Mark Zuckerberg, los abdominales de Cristiano Ronaldo o el poder político de los dos sonrientes protagonistas de la foto que abre este post.

PD. Cuando te sientas de bajón ya sabes dónde encontrar consuelo, échale la culpa a la excitabilidad neuronal y los canales de potasio.

Me enteré leyendo Nautil.us.



5 Comentarios

    1. El estado de felicidad, efectivamente, no puede ser eterno. Nuestro cerebro se acostumbra y necesitamos nuevos estímulos para «alimentar» ese estado. De hecho, muchas veces, la felicidad se consigue durante el camino para conseguir ese hecho, o ese logro que ansiamos conseguir. Porque al llegar a ese momento, a ese culminación, la felicidad, que es una emoción, decae. Porque nuestro cerebro dice, vale, ya está…y ahora qué. Como decía Eduard Punset, gran divulgador, la felicidad está en la «antesala» de la felicidad.

  1. Una duda:
    Vale, se supone que el ser humano actúa por contraste: yo tengo una cosa y no le doy importancia ,pero cuando la pierdo, le doy importancia.
    Imaginemos lo siguiente: seguramente tu mamá te habrá dicho muchas veces una frase tal como: »no sabes la suerte que tienes de tener lo que tienes» o algo así ¿verdad?
    Es decir, tú tienes muchas cosas, pero cosas que otra persona no tendría y puede que nunca tenga.
    ¿Podrías darse el caso de que nuestras neuronas actúen más por comparación con otras personas que por contraste con lo que tienes tú? en ese sentido, tú puedes ser feliz infinitamente ¿no? Tan solo debes recordar esa frase que te dice tu madre…

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.