Pobres cucharachas ciborg. Como si no fuera basante caminar involuntariamente en la dirección que te marcan mediante un control remoto, ahora los científicos quieren también aprovechar la energía de su cuerpo para activar los chips electrónicos que transportan y que les esclavizan.
No hay más que ver la foto para darse cuenta de que el mamotreto que estos bichos cargan a su espalda es cualquier cosa menos un “nano” dispositivo. La culpa, como casi siempre en estos casos, es de las baterías. Si les instalas una pequeña, el insecto esclavo solo es controlable durante unos minutos. Se les montas una grande, terminas por delimitar mucho su movilidad (o lo matas de esfuerzo). ¿Entonces qué?
Pues al bueno de Keisuke Morishima (de la Universidad de Agricultura y Tecnología de Tokyo en Japón) se le ha ocurrido que se podría uno evitar la batería, si se consiguiera aprovechar la propia energía corporal del insecto esclavo. Para probar que su idea es factible pegó una fibra piezoeléctrica de 4 centímetros de longitud (pero solo 200 micrómetros de ancho) a la espalda de una cucaracha de Madagascar, de modo que cuando el bicho caminase, cada paso estirase y encogiese la fibra generando electricidad por estrés mecánico.
Su experimento demostró que los movimientos de la cucaracha pueden generar 10 milivoltios con uns sola fibra, por lo que para alimentar a los estimuladores electrónicos que mueven al bicho con la propia energía “cucarachil”, harían falta 100 de estas fibras.
Algunos científicos como Kevin Warwick, experto en cibernética de la Universidad de Reading en el Reino Unido, cree que sería complicado almacenar la energía generada por el insecto, y que además 100 fibras serían demasiado pesadas para un insecto, por lo que se muestra bastante escéptico de la utilidad del invento de Morishima. En cambio cree que sería una buena solución para animales más grandes como las ratas.
¿Veremos a un “Ratonator” infiltrándose entre sus congéneres por las alcantarillas, y guiándoles hacia las trampas que preparemos para ellas?
Referencia científica: Comparative Biochemistry and Physiology Part B: Biochemistry and Molecular Biology.
Leído en New Scientist
guau, alucinante, también pobres cucarachas.
Podian ponerlo a hormigas gigantes y construir un castillo de arena con ellas, ¿no?
Lo malo es que venga el típico histérico al que no le gusten los bichos. «¡Una cucaracha!, ¡PLAF!» y adiós cyborg-cucaracha 😀
que asco
las odio
muerte a todas!
No si al final las cucarachas tendrán su utilidad.
Enhorabuena por el blog que esta genial, por cierto lo de la pimienta para la garganta lo he puesto en práctica y de momento nada, mañana te cuento.
Pues el dolor de garaganta me ha desaparecido, ahora tengo resaca-
¿Pero por qué nos castigas con el Gregorio Samsa robótico? No puedo con las cucarachas, pero pobres, tampoco es para putearlas así. Desde luego, este tipo de investigaciones prometen. ¿Hoy no es 28 no?