Como la misión de nuestro trabajo era la misma, a menudo Jane y yo podíamos comunicarnos sin hablar. A última hora de la mañana, Jane comprobaba el estado de los chimpancés del zoológico que su organización había venido alimentando. En ese momento la dra. Goodall se aproximó a la jaula de un macho agresivo y peligroso. Desarmándole con un lenguaje aprendido en años de investigación, Jane le ofreció su cabello dorado para que lo tocara. Fue un momento sencillo que vendría a representar mucho para mi.
La fotografía, tomada en el Zoo de Brazzaville (Congo) en el año 1990, es obra de Michael «Nick» Nickols y la encontré en la galería que desde su página le dedica a Jane Goodall. Hay más información en castellano sobre el trabajo de este fotógrafo, colaborador de National Geographic, en Backfocus.
Veo a dos seres inteligentes en plena relación, comunicándose entre sí. Preciosa imagen.
Que hermoso y que genial que a ella le toque ese trabajo.Ojala siga asi!