¡Me importa un pepino! (concretamente el Holothuria glaberrima)

Por , el 18 octubre, 2007. Categoría(s): Ciencia ✎ 7

Al contrario que las estrellas de mar, los humanos no pueden hacer que crezcan de nuevo sus dedos amputados. Ahora los científicos han determinado que el modesto pepino de mar usa los mismos procesos «ordinarios» para reparar su cerebro, lo cual hace curando pequeñas heridas.

Los científicos creen que la similitud en los procesos de curación del pepino de mar servirá para explicar la notable ausencia de esta capacidad regenerativa de miembros en los humanos. La investigación aparece publicada en la revista de acceso libre BMC Developmental Biology.

El resto de la nota de prensa es una bonita oda a los méritos del Holothuria glaberrima (en la foto) como objetivo de investigación.

«Muchos de estos mecanismos regenerativos son idénticos a los empleados por otros animales para curarse y repararse – esto nos incluye a nosotros, los humanos», comenta José García-Arrarás, profesor de la Universidad de Puerto Rico y coautor del trabajo. «Los pepinos de mar probablemente sean capaces de aportarnos la clave para descifrar cómo regenerar nuestros tejidos, o al menos para descubrir qué es lo que necesitamos para lograrlo».

Ya ha habido varios avances prometedores en el cultivo de tejido regenerativo, pero para las personas que han sufrido fallos en el riñón, o degeneración macular, el trabajo ha sido descorazonadamente lento. Buena parte de este trabajo se ha efectuado con salamandras, pero los autores de este documento argumentan que el pepino de mar podría ser una mina de oro de información.

«Deberíamos ver a los pepinos de mar como el equivalente en regeneración de tejidos, al calamar para investigación nerviosa o a la mosca de la fruta en tareas genéticas y genómicas», afirma García-Arrarás. «Pueden enseñarnos a auto-repararnos».

Traducido de Sea Cucumber Sheds Light on Healing Mechanisms (por Alexis Madrigal)



7 Comentarios

  1. mmm … similares a los pepinos de mar?..lo que es mirar son los ojos..
    te estaba a punto de comentar «pusiste degeneración macular en lugar de muscular», pero leí el artículo original en inglés y me enteré de que es una degeneración en los tejidos del ojo..mira que interesante.
    Saludos maikel!

  2. Buenas Motarile, en su día ya vi el vídeo en Digg, pero no tengo muy claro que no sea un fake, viendo que algunas personas intentaron replicarlo sin éxito. Aunque en principio la reacción parece que tiene cierto sentido.

    Para que se produzca una circulación eléctrica hace falta una pila eléctrica, en este caso una pila vegetal. Toda pila necesita dos electrodos separados unos centímetros (mejor si son metales) y un electrolito (que ya incorpora la pata en forma de ácido). El primer metal que puede actuar como electrodo es el cobre de los cables (además de servir como transmisor de la corriente).

    Pero hace falta otro metal ¿cuál?

    En principio el flúor (de la pasta de dientes) y el cloro (recordemos que la sal es cloruro sódico) son dos halógenos con fuerte electronegatividad, especialmente el primero, pero no son metales. Por cierto que el flúor reacciona con el agua (de la patata) generando entre otras cosas oxígeno, vital en la combustión.

    Como sabemos, la sal está compuesta también por sodio, que este si, es un metal alcalino (ya tenemos dos) que suele emplearse como electrodo.

    Luego creo que tenemos todos los componentes, dos electrodos (sodio y cobre) y un electrolito (el ácido ascórbico de la patata) para nuestra pila vegetal.

    Lo demás es de primaria… cuando ambos polos (los cables) se tocan, la corriente circula, eleva la temperatura del algodón (empapado en el oxígeno producido por la reacción del fluor con el agua) y evoilá… tenemos fuego.

    Vamos, esto es lo que se me ocurre, pero tendría que probarlo en casa para ver que es cierto 🙂

    Recuerda, no soy químico, así que a lo mejor acabo de soltar una burrada 😉

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