A lo largo de la historia, la gente ha temido a los hongos. En su día se los veía como a la obra del demonio o como a agentes del mal, incluso en nuestro presente ilustrado siguen siendo tratados de forma sospechosa en buena parte del mundo occidental.

Es fácil de comprender el por qué de la expansión de la hongofobia. Muchos mohos y un buen número de setas carnosas de los bosques y praderas producen pequeñas cantidades de toxinas. Algunos como el Angel Destructor (Amanita virosa) y sus parientes, poseen venenos mortales y han matado a muchos comensales incautos.

Algunos mohos insidiosos han conseguido extender el caos. Desde la edad media hasta mediado el siglo XX, al menos 65 epidemias tóxicas irrumpieron en Europa central y en Francia, cuando la gente ingería inconscientemente los alcaloides producidos por el hongo ergot Claviceps purpurea, (o cornezuelo del centeno), un hongo parásito de este cereal.

Conocido en su día como el fuego de San Antonio, el ergotismo es raramente un problema para los hombres en el presente, pero aún puede afectar a los animales de granja. Entre los derivados beneficiosos del ergot se incluye una droga que induce al nacimiento de los niños y controla las hemorragias en los recién nacidos. Los ergots contienen ácido lisérgico, que es el compuesto del que se deriva el alucinógeno LSD. En los casos históricos de ergotismo, no está claro cómo o dónde se convertía el ácido lisérgico en el LSD que daba a los afectados los síntomas de “locura”.

Los hongos son los responsables de la mayor parte de las enfermedades de las plantas, y han devastado múltiples cultivos alimentarios. En 1845, el moho Phytophthora infestans (o tizón de la papa) convirtió a las patatas a lo largo de toda Irlanda en una masa blanda y podrida. Miles de hombres, mujeres y niños irlandeses murieron de hambre. Muchos supervivientes emigraron a Norteamérica en busca de una nueva vida. Solo en 1847, llegaron 90.000 emigrantes irlandeses a Canadá.

Esta no ha sido la única vez que los hongos cambiaron el curso de la historia. Los científicos que han estudiado las historias bíblicas sobre las plagas de Egipto e Israel – y las migraciones masivas de personas que provocaron – creen que las cosechas se perdieron a causa de las royas, un grupo de hongos que destruyen las cosechas de cereal.

Casi cualquier cultivo alimentario que decidas nombrar está a merced de al menos una plaga de hongos o mohos. La roya del trigo provocó tiempos sombríos para los cultivadores de las praderas en la década de 1930, y los mohos de la uva casi acaban con la industria vinícola francesa a mediados del siglo XIX. Los granjeros se encuentran en perpetuo estado de alerta contra estos hongos patogénicos.

Los árboles tampoco se Libran de las enfermedades provocadas por hongos. Los estragos causados por el hongo Cryphonectria parasitica (o chancro del castaño) casi acaban con el otrora majestuoso castaño dulce americano. Sobrevivió, pero solo en poblaciones aisladas de Norteamérica, y rara vez alcanza la madurez.

La enfermedad del olmo holandés, descubierta por vez primera en Norteamérica en 1930, ha matado desde entonces a miles de millones de árboles, y en la actualidad se encuentra presenta allá donde crezcan los olmo americanos. La causa de este enfermedad recae en el hongo Ophiostoma ulmi, que se extiende de árbol en árbol gracias al escarabajo de la corteza nativo. Una cepa mucho más mortífera de este hongo, desarrollada en América del norte, regresó a Europa para sembrar el caos en las especies europeas de olmo (O. novo-ulmi).

Las hayas que se erguían en el antiguo bosque Acadian fueron devastadas por la enfermedad de la corteza del haya en la década de 1930. Los hongos causantes de la enfermedad (Nectria galligena) viajaron de árbol a árbol en las patas de una especie de insecto foránea, el pulgón del haya. Los hongos son también responsables de la roya de ampolla de pino y de la mancha de alquitrán del arce.

Además de algunas enfermedades ligeramente incómodas, como el pie de atleta, los hongos no suelen causar enfermedades serias en humanos. Una excepción es la histoplasmosis, provocada por el Histoplasma capsulatum, descubierto en las deposiciones de las aves en contacto con el suelo. Es especialmente un problema debajo de los nidos de estornino y en el guano de murciélago en las cuevas. Los síntomas de la enfermedad son similares a los de la tuberculosis. Otra enfermedad seria es la endocarditis infecciosa provocada por un hongo filamentoso llamado Aspergillus fumigatus que causa una inflamación de los tejidos cardíacos. Además está la cándida, una levadura que causa aftas. A las enfermedades humanas causadas por hongos se les llama micosas.

Generalmente, los hongos patogénicos solo son capaces de atacar si el sistema inmune de una persona está comprometido de algún modo. Cuando los antibióticos eliminan la flora bacteriana de una persona saludable, dejan la puerta abierta a las infecciones por hongos. Tristemente, muchas muertes relacionadas con el SIDA son el resultado de las micosas.

Otro problema de salud moderno y relacionado con los hongos es la enfermedad alérgica respiratoria, provocada por la inhalación de esporas de moho. Una de las fuentes es el moho presente en los edificios, y suponen un serio riesgo para salud de aquellos que lo sufren.

Los procesos vitales de la putrefacción y descomposición no se detienen en la puerta de tu casa. De hecho, la puerta de tu casa, otros útiles de madera empleados en la construcción son también susceptibles de atraer a los hongos saprobios. Simplemente facilítales un poco de espacio húmedo con una ventilación pobre y observa como se ponen a trabajar.

Un reciente miembro a añadir a esta galería de hongos granujas es un microorganismo del género Batrachochytrium. En los últimos años ha estado matando a las ranas y a otros anfibios de todo el mundo. Los biólogos sospechan que las cambiantes condiciones climáticas podrían haber desajustado los sistemas inmunológicos de los anfibios, haciendo a estas criaturas vulnerables frente al ataque de los hongos.

Traducido de Fungal Foes