Oscar Wilde dijo una vez «el sarcasmo es la forma más baja de humor, pero la más alta expresión de ingenio». Sea así o no, los expertos en comunicación y los consejeros matrimoniales suelen aconsejar huir de esta forma particular de expresión. ¿La razón? Muy sencilla, el sarcasmo da expresión al venenoso aguijón del desprecio, lo cual suele herir a los demás y dañar las relaciones. Empleado como forma de comunicación, suele sumar puntos del lado del conflicto.
Visto así, lo mejor sería desterrar esta mordaz y arrojadiza arma dialéctica de nuestra colección, pero tranquilos, no todo es malo. Según un reciente estudio publicado en ScienceDirect, el sarcasmo también hace aumentar la creatividad, tanto para quien lanza la puya como para quien la recibe. ¡Estamos salvados!
Por tanto ya sabes, no erradiques por completo el sarcasmo en tu oficina, o incluso en el hogar. Lo mejor es emplearlo con cuidado y moderación, ya que así conseguirás crear chispas de creatividad en tu entorno. Investigaciones previas ya había encontrado que, en efecto, emplear el sarcasmo hace que las frases suenen más críticas. Apercibir a un empleado que se encuentra leyendo el periódico en internet en horario laboral, diciéndole directamente: «deja de hacer el vag o y ponte a trabajar» suele doler menos que recibir un «no trabajes tanto que te va a salir una hernia».
También existen estudios sobre el sarcasmo que determinan que puede ser muy fácilmente mal interpretado, particularmente cuando se comunica de forma electrónica. Esto viene a significar que el apoyo emotivo vocal (la impostura) que suele acompañar al sarcasmo, suele resultar fundamental para distinguirlo de una agresión directa. Así pues ya sabéis, no abuséis de este arma dialéctica por Whatssapp o e-mail a no ser que vaya acompañado de un salvador emoticón.
Pero volvamos a la relación entre el sarcasmo y la creatividad. ¿Cómo puede lo primero disparar lo segundo? Bien, al parecer el cerebro debe pensar de forma creativa para comprender o dirigir un comentario sarcástico. Tanto para crear un sarcasmo como comprenderlo, el tono debe superar la contradicción entre el significado literal y el real. Este proceso activa (y es facilitado por) la abstracción, la cual a su vez promueve el pensamiento creativo. ¡Ahí tenéis la explicación!
Para finalizar os dejo con una curiosidad sobre el origen de la palabra sarcasmo. Al parecer el término fue tomado del vocablo latino ‘sarcasmus’, el cual a su vez vino derivado del término griego sarkasmós (“carne rasgada”), que sería una forma sustantivada del verbo sarkázein, que significa ‘morder los labios‘. La idea que subyace es que a veces, ciertas burlas pueden ser tan mordaces que uno se ve obligado a morderse los labios, pese a que lo que desee en realidad es matar a quien ironiza mordazmente en su contra.
Me enteré leyendo Scientific American.