Vida alta, el hábitat invisible que flota sobre nuestras cabezas

Por , el 11 agosto, 2015. Categoría(s): Ciencia ✎ 1

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Que la Tierra es un oasis para las formas de vida, que parecen prosperar en todos los rincones del planeta, incluyendo ambientes realmente sorprendentes y extremos no es nada nuevo. Hace un par de años el gran Ricardo Amils hablaba sobre algunos de estos organismos subterráneos, que él conoce bien como gran experto en extremófilos que es, y apuntaba también a un hábitat desconocido y poco estudiado que podría traernos grandes sorpresas en el futuro: las grandes altitudes atmosféricas.

Dicho y hecho, sus palabras resultaron proféticas. Hoy mismo en National Geographic leo un artículo del afamado periodista científico Robert Krulwich sobre las criaturas invisibles que viven en el cielo, sobre nosotros, a altitudes desconcertantemente elevadas.

Allí, en lo alto de la atmósfera existe un ecosistema extraño compuesto por bacterias, hongos y virus que se ven barridos hacia el borde del espacio exterior, orbitando a la Tierra a kilómetros y kilómetros sobre nuestras cabezas. Allí sobreviven, muy a menudo durante largos períodos de tiempo, antes de regresar vivos a nuestro nivel.

En su artículo, Krulwich dice literalmente:

«Algunas bacterias han visitado esta zona alta, tan regularmente y durante tanto tiempo, que se han adaptado a la vida en el cielo. Algunas especies desarrollan pigmentos que imitan a los protectores solares. Otras, (según se lee en un artículo de Ferris Jabr para el New York Times) se alimentan solo de agua de nube; y las hay que pueden incluso reproducirse dentro de las propias nubes».

Los científicos llaman a esta nueva familia de criaturas del cielo «vida alta«, y esa zona cuenta con sus propias reglas. Allí arriba las cosas no funcionan como aquí abajo. Las condiciones son tan extremas (frío, ausencia de oxígeno, radiación solar, etc.) que los investigadores se han tenido que replantear el ciclo de vida de los microbios, que parecen vivir, morir y volver a la vida, lo cual contradice todo lo que sabíamos sobre biología.

Por ello no extraña que Krulwich diga en su artículo que el aire actúa como una «autopista para zombies». Cierto, estos no-muertos no dan tanto miedo como los que aparecen en Walking Dead, pero sin duda son mucho más interesantes (y factibles). Y es que la ciencia siempre abre nuevas ventanas que «ventilan» el anquilosado conocimiento que dábamos por dogma.

Me enteré leyendo Look Up! There’s an Invisible Zombie Highway Right Above You.



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