¿Estamos destinados a fusionarnos con nuestros avatares?

Por , el 1 octubre, 2009. Categoría(s): Educación/Opinión ✎ 17

El futurista Thomas Frey del DaVinci Institute ha publicado un provocador post acerca del futuro del avatar, en el que se detalla una relación simbiótica, de creciente importancia con el tiempo, entre el hombre y estos símbolos gráficos de identidad digital. Frey sostiene que nuestra confianza cada vez mayor en extensiones tipo avatar, provocarán cambios en algunos valores fundamentales, y que finalmente las fronteras entre humanos y avatares llegarán a desdibujarse.

Traducido literalmente del post de Frey:

Con cada generación de avatar, se irán haciendo cada vez más “vivos”, creciendo en realismo, ejerciendo una presión sobre los límites de la autonomía a medida que nos hacemos más dependientes de ellos para experimentar el mundo. El avatar se convertirá en una extensión de nosotros mismos. El dolor que sentimos será el mismo dolor que sientan nuestros avatares, y vice versa. Como gemelos simbióticos separados solo por una o dos dimensiones, estamos destinados a hacernos uno con nuestros avatares.

¿Creéis que a Frey se le va la olla un pelín? ¿De verdad estamos destinados a fundirnos con nuestros avatares? De ser así… ¿si comienzo a usar ahora un avatar de Brad Pitt, seré más guapo en el futuro? ¡Cuantas preguntas!

Visto en Future Blogger



17 Comentarios

  1. El avatar que elegimos es un reflejo de nuestra personalidad. De quien somos, de quienes queremos ser, de la imagen que creemos que los demás ven en nosotros, de la imagen que queremos mostrar a los demás.
    Todo eso forma parte de nuestra personalidad, nos guste o no. Por ahora, el avatar sólo muestra una imagen fija, pero el texto que lo acompaña es una indicación de lo que pensamos. Lo mismo que nuestras palabras cuando hablamos con una persona real.
    En los mundos virtuales tipo INVU o Second Life, el avatar ya es un ser que me mueve, por lo que está aún más cerca de nosotros que ese dibujo que ponemos en los comentarios o en un foro.
    Por tanto, coincido con el psicólogo. Maikel, si pones un avatar de Brad Pitt es que deseas ser como él, o que te identificas como él. Vamos, que (en ese caso) eras un Brad Pitt más feo 😀

    1. A mi no me parece que lleve razón. Mas del 70% de los usuarios masculinos que juegan mmorpgs (Juegos Multijugador Masivo Online) elijen como avatar a una chica. Y para la chicas la proporción es incluso mayor.

      Dijo no se quien en un foro: «Ya que voy a estar todo el día viendo un cuelo en la pantalla, al menos que sea bonito»

      Si lo que dice el psicólogo fuese cierto, ¿todos esos hombres querrían cambiarse de sexo? No, quieren ver un culo.

      Con un avatar no siempre queremos mostrar como somos (o un ideal de nosotros mismos) aveces engañamos sin escrúpulos o elegimos lo que nos gusta a nosotros (de forma subjetiva) sin importarnos lo que piensan los demás.

      Esto me suena a aquello de que en el «futuro», debido al realismo de los videojuegos, los chavales no distinguirán cuando matan a alguien en la realidad de cuando lo hacen en un mundo virtual. ¡Ridículo! No creo que nunca se construya un sistema virtual inconfundible de la realidad, sería contraproducente. Leñe, Matrix mola, pero el futuro no va ha ser así.

      Por todo ello opino que, nunca se van a desdibujar las lineas entre realidad y ficción, y nunca vamos a fusionarnos con nuestros avatares.

      PD: ¿Quien pone negativos como un enajenado? Cabezón no merece dos puntos negativos por su aportación. Irresponsables.

      1. Estoy de acuerdo con lo que dices sobre la identificación con el avatar. Pero no veo tan claro que no llegue un momento en el que podamos tener experiencias sensoriales virtuales totalmente indistinguibles de la «realidad». Si el cerebro recibe una buena dosis de verosimilitud a través de los sentidos puede atravesar un umbral en el que él mismo acaba de «adornar» la experiencia virtual con recursos sensoriales de la experiencia «mundana». El ejemplo lo tenemos cuando vamos al cine y poco a poco vamos entrando en la historia de manera mucho más intensa que en casa delante de la televisión debido a que la experiencia en el cine es más inmersiva.

    1. O sea que tienes una personalidad múltiple. Es bastante normal, más de lo que muchos creen. Y es curioso que los dos comentarios anteriores que opinan que al autor del artículo se le fue la olla no tengan avatares 😉

  2. Lo que cabría preguntarse es si llegará el momento en que debamos regular de alguna manera lo que pueden y no pueden hacer los avatares. Si alguien con tendencias asesinas se dedica a asesinar con su avatar y puede sentir lo que sentiría si estuviese asesinando a alguien ¿se le podría considerar como un asesino virtual? No es muy difícil que ocurriese que al romper las barreras de la ética virtualmente estuviésemos facilitando esa misma transgresión en el mundo «normal». Cuando la experiencia es muy vívida nuestro cerebro empieza a confundir la realidad de lo virtual. El cerebro, a través de los sentidos y la conciencia de los sentidos, está buscando continuamente la manera de dar forma y significado a esta sopa cuantica en la que vivimos. Es como mi perro que no puede dejar de perseguir a los conejos cuando lo saco a pasear, es su naturaleza.
    Que conste que no he visto la película esa (todavía)!

  3. La ventaja del avatar es que es tuyo y tu lo eliges tu; el nombre, es impuesto, casi antidemocrático. Por contra el DNI es muy democrático pero hueco, por eso prefiero mi avatar.

  4. La verdad es que el cine siempre se adelanta a la realidad, tal como paso con la literatura, y ya nos muestran muchas películas en las que somos reemplazados por avatares… y realmente nos identificamos y somos mas libres en la red vía nuestro avatar que en la realidad…

  5. Pues que quieres que te diga… me he acojonado ya que los mapache en ciudad se dedican a rebuscar en la basura no me extrañaría nada que dentro de unos días, y según este tipo, esté todo el día enganchado a Tele5 y/o A3.

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Por maikelnai, publicado el 1 octubre, 2009
Categoría(s): Educación/Opinión