Mis amigos de Random House Mondadori me han enviado un incunable de Manuel Lozano Leyva titulado «Nucleares ¿por qué no?» que me ha mantenido alejado del blog todo el fin de semana. Ha sido empezar a leer y no poder parar. Aún no lo he acabado, pero en un par de días tendréis la crítica, que ya os adelanto que será muy positiva. Debería de ir alternando su lectura con el libro de Penrose (Camino a la realidad) pero lo cierto es que el de Leyva ha arrinconado temporalmente al mucho más complejo «ladrillo» del físico y matemático inglés.
Debo confesar que es el primer libro que leo de este sevillano, y afortunadamente no será el último (tengo en la recámara dos libros más de este autor) y que la primera impresión no ha podido ser mejor. En lo que llevo leído de libro, un repaso de los grandes nombres en la historia del átomo y la radiactividad, he disfrutado sobremanera con la preciosa biografía de Rutterford y la de los Curie, pero además he descubierto fascinado la desconocida historia de Fritz Houtermans (en la foto), un tipo del que en la Wikipedia apenas existe un esbozo, pero que demostró tener dos «bemoles» cuando la vida se ensañó con él doblemente.
Leyva comenta en su libro que es a Houtermans a quien debemos la explicación, en el año 1929, del origen del brillo (atómico) producido por las estrellas. Este físico alemán (nacido en lo que hoy es territorio polaco) cuya madre era medio judía, colaboró con afamados científicos galardonados con el premio Nobel como Gustav Hertz y se relacionó con la flor y nata intelectual europea de la época (de hecho Pauli fue testigo en su boda). Pero luego llegó Hitler y el cuarto de sagre judía de Houtermans le hizo emigrar a Inglaterra. No obstante el alemán era más rojo que la camiseta del Liverpool que chorreó al Madrid, así que no se encontró agusto en las islas (supongo que la calidad de la comida no ayudó demasiado) y emigró a la Unión Soviética a colaborar con un viejo amigo de la infancia, el comunista Alexander Weissberg, en el Instituto de Física de Kharkhov (hoy Ucrania), institución en la que trabajó durante dos años.
Ahí es donde empezó el viaje de terror de este hombre. En 1937 el horror stalinista alcanzó su cima, y para el aparato del partido un alemán que tenía algo de judío, que venía de Inglaterra y que criticaba la política de Stalin en la guerra civil española no podía ser más que un espía, por lo que la NKVD (germen del KGB) lo torturó de forma indecible amenazándolo con hacer desaparecer a su mujer e hijos. Houtermans, que de tonto o de espía tenía lo que Jimenez Losantos de moderado, comprendió que debía de inventarse una confesión o ni él ni su familia lo contaría. Así que se acusó de colaborar con otros «espías» científicos, todos los cuales estaban a buen recaudo en Estados Undos o Alemania, lejos de las mortíferas garras de Stalin.
La presión internacional por parte de la comunidad científica hizo que los comunistas no tuvuieran más remedio que devolver al prisionero a… Alemania, donde su «amigo» Hitler y su samaritana Gestapo le retuvieron y torturaron acusándolo de ser espía ¿de quién? eso no importaba. Goebbels prosiguió con la tortura y le llevó al borde de la muerte, hasta el punto que Houtermans debió inventarse de nuevo alguna escusa y dar algunos nombres de sus colaboradores. La sangre fría de este hombre (y su sentido del humor) fue tremenda, ya que acusó a los generales traidores Scharnhorst y Gneisenau. El aparato de la gestapo tardó bastante tiempo en descubrir que esos dos generales tuvieron su importancia en la guerra… ¡contra Napoleón! y ese tiempo ganado demostró ser precioso ya que sirvió para que la intercesión del eminente físico Max von Laue (respetado incluso por los nazis) consiguiera su liberación.
Al acabar la guerra, Houtermans, fiel a sus ideas comunistas, regresó a la Unión Soviética, pero luego decepcionado, se mudó a Berna donde acabó sus días en 1966. ¡Tremenda historia personal la de este físico! En fin, ya os contaré más cosas de este libro, que como os digo me tiene impresionado.
¡Cuánto daño a hecho Stalin a la izquierda por un lado y a la ciencia (esto, Losenko) por el otro! Qué pena que Lenín no se lo haya sacado de encima a tiempo, hoy tal seguramente viviríamos en un mundo mucho mejor.
Hola Maikelnais, fui alumno de Manuel Lozano y aún no he leído el libro. A ver si me hago con un ejemplar y lo leo.
si señor un tio bien puteado como le gustan a Maikel ¡¡
«Houtermans, que de tonto o de espía tenía lo que Jimenez Losantos»
Aunque lo apostillas con «moderado». ¿Moderado? Zapatero sí es moderado. Es un patán que tiene eso, moderación matando fetos o moderación negociando con la ETA.
La pena es que un comentario superficial, aunque perfectamente comprometido políticamente, echa a perder muchas cosas. Es decir, si me decido a comprar ese libro, dudo de que sea por la crítica que le haces (igual el tío es de izquierdas y por eso lo pones bien ¿no?)
Sin acritud, pero, no sé cómo decirlo, cuanto más lo pienso, más me asombra que gente inteligente y bien preparada científicamente sea de izquierdas. No sé, igual me equivoco con algunos…
Rascayú, a mi asombra que te asombre descubrir que hay gente inteligente de izquierdas. ¿Es que adscribirse ideológicamente a uno u otro flanco político hace automáticamente a uno u otros tontos o listos? ¿Es que por el mero derecho de ser conservadores gente como Jimenez Losantos se convierten en genios? ¿Es muy inteligente ese obispo brasileño que excomulgó a la madre de una niña de 9 años violada, porque la hizo abortar? ¿George Bush es el paradigma del sabio actual?
Al menos me alegro que no protestes por la crítica a Stalin y Hitler. Extremismos políticos de ambos lados del espectro que encuentro igual de repugnantes.
No se, yo creo que cada cual es libre de ver las cosas a su manera. Trataba simplemente de hacer un chiste… si el chiste te ha parecido mal y condenas por ello a una obra que no has leído, de un físico sevillano al que no conoces, y cuyo posicionamiento político desconozco… entonces me temo que tienes de «moderado» lo que Jimenez Losantos de fan de Gallardón.
Te lo explico. Sólo a gente inteligente de izquierdas le veo decir con una pasmosa convicción tonterías que avergüenzan por su simplonería. Y más. Entiendo mejor a un creyente en Dios que a cualquier persona de izquierdas. El creyente al fin y al cabo, sólo cree en algo para lo que no tiene pruebas. El izquierdista cree en cosas para las que tiene pruebas en contrario, por miles.
El chiste no tiene gracia para cualquiera que no esté en la consigna faltona y pobretona. Eso sí lo entenderás.
Rasca, lo de «decir con una pasmosa convicción tonterías que avergüenzan por su simplonería…» ¿Va por lo de Aznar cuando niega el cambio climático, o cuando dice que a él nadie le tiene que decir lo que debe beber cuando conduce?
No seas tan duro hombre… varios hombres inteligentes y de derechas no se sienten identificados con él (tampoco con Jimenez Losantos). Lo se porque tengo varios amigos votantes del PP, y los considero inteligentes claro…
bueno me parecio divertido la breve sinopsis del libro, o el intento mas considero que fuera de las opciones politicas es bueno conocer la verdad sea cual fuere.
saludos desde Peru
Este rascayu demuestra lo mas obvio con sus comentarios, que ni por asomo toda persona con ideologías de derechas puede considerarse inteligente.
Desde luego, quedarse con esa frase en todo el post y usarla para criticarlo junto con el libro, autor y todo lo que a el le haya parecido contaminado de izquierdismo va bastante en la linea oportunista, cínica y destructiva de la ‘inteligentìsima’ directiva de la derecha española actual.
Sobre la adscripción política de Manuel, no la oculta, fue antiguo militante del PCE, y actualmente se considera de izquierdas, y muy comprometido con el uso de la energía nuclear, lo que no ve incompatible, como Maikelnai ya se encargará de confirmar cuando glose este magnífico libro, con el que se podrá estar o no de acuerdo en las conclusiones, pero que no deja de gustar a quien lo lee.
De los libros que están en la recámara, los dos que aparecen en la foto son buenísimos, pero si te ha gustado la historia de Houtermans, entonces, la historia del descubrimiento de la circulación de la sangre por Harvey, que aparece en Los Hilos de Ariadna te encantará, o la historia de la madre de Mendeleiev.
Es lo que tiene Manuel contando historias. Respecto a su narrativa, recién he adquirido su primera novela, El Galeón de Manila, pero aún no la he leído.
Por si queréis contactar con él.
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