Una de mis lecturas favoritas es Cracked, de donde he sacado bastante material cachondo para el blog. Hoy mismo he leído un curioso artículo en el que recurren a la ciencia – y a la coña gamberra que les caracteriza – para explicar 6 hábitos desagradables de los ancianos. Entre ellos está la explicación para la moda Cachuli, ya sabéis… esos pantalones de cintura estratosférica que hacen que cuando bajas la cremallera para orinar te encuentres un pezón. Estuvieron de moda (junto a las dichosas hombreritas) cuando todos querían ser Sony Crockett y conducir un Testarrosa por Miami, pero ahora que el influjo de los 80 queda tan lejos, simplemente simbolizan la horterez más casposa.

Es una lástima, estuve buscando en la red alguna foto de Carlos Latre caracterizado de Julián Muñoz para ilustrar el post, pero como no fue posible, os dejo con este Cachuli africano que o bien quiere batir el record de cintura alzada, o está pensando en estrangularse con el cinturón sin tener por ello que aflojarse los pantalones.

Pero volvamos a Cracked, comos sabéis es muy común encontrarse señores que se suben los pantalones hasta la glotis (véase foto) sin que sepamos muy bien por qué. Afortunadamente no todos lo hacen, muchos señores mayores siguen conservando el sentido del ridículo y tratan de lidiar como pueden con ese efímero concepto llamado elegancia, pero otros que dejaron de comprar ropa cuando Carrero Blanco salió del instituto, parecen no ser muy conscientes de que la cintura no es un punto móvil que se eleva o desciende por el torso, cual si fuera el émbolo de un motor, dependiendo de la hora del día. Por eso es común encontrar a señores que llevan la hebilla del cinturón a la altura a la que Supermán luce su logo. La pregunta es ¿por qué?

A medida que envejecemos, el cuerpo atraviesa una fase de cambios más asombrosos incluso que los asociados a la pubertad, de hecho todo lo “elevado” que descubriste durante la pubertad tiende a caerse cuando envejeces. Los músculos y tejidos musculares del cuerpo comienzan a atrofiarse, y también se inicia la pérdida de densidad ósea. Esto a su vez, hace que tu cuerpo se reforme adoptando las propiedades de la plastilina, lo cual no sirve de mucho para huir del ataque de los nietos sacaperras cada vez que llega la navidad o un cumpleaños.

En fin, uno de esos cambios hace que el nivel de grasa alrededor del abdomen se incremente hasta en un 30% (imagina que llevas puesta una faja alrededor del abdomen, rellena de pulpos que se mueven mientras caminas). De pronto, el lugar hasta el que elevabas tus pantalones para apretar el cinturón simplemente deja de estar ahí, lo cual impide que puedas meterte la camisa por dentro sin que se mueva. Por esta razón, la mayoría de los ancianos prefiere subirse los pantalones hasta el costillar (normalmente un lugar más firme en el que anclarlos) y dejárselos ahí arriba.

Otra cosa que no ayuda demasiado es que con la edad, el culo y las caderas simplemente se desvanecen, el cuerpo pierde definición convirtiéndoese en una especie de palo uniforme y los pantalones simplemente no encuentran lugar al que agarrarse.

La verdad es que es duro envejecer, espero que para cuando cumpla los 80 existan los implantes de velcro abdominales