Paul Dirac ¿extravagante o autista?

Por , el 9 enero, 2009. Categoría(s): Ciencia ✎ 6

Si pensáis que las rarezas y extravagancias son cosas exclusivas de los artistas es que no habéis oído hablar del Paul Dirac. Podríamos definir a ese genial premio Nobel llamado Dirac de muchas formas, pero lo primero que se me viene a la cabeza es aquello del “más raro que un perro verde”.

Dirac, al que los británicos llaman el Einstein Inglés, vuelve a estar de moda por la publicación de un libro de Graham Farmelo titulado “The strangest man – the hiden life of Paul Dirac» en el que se apunta a un autismo no diagnosticado como posible causa de su manifiesta asocialidad. De hecho el libro ha servido para encender el debate de si será lícito interrumpir el embarazo – cuando existan pruebas fiables de detección precoz del autismo en fetos – ya que eso privaría a la ciencia de figuras extravagantes, aunque geniales, como el propio Dirac.

Por la red pululan decenas de webs dedicadas a ilustrar la peculiaridad del genio de Bristol mediante anécdotas. Y lo cierto es que todas las que he leído casan perfectamente con el perfil del típico genio autista tipo Rainman. Por ejemplo, Dirac entendía el idioma literalmente – o empleando únicamente el hemisferio izquierdo – por lo que si algo no cumplía estrictamente el canon, lo desestimaba. Ilustremos el ejemplo; después de una clase magistral, en la fase de preguntas, un alumno levantó la mano y le dijo “no entiendo la ecuación del punto 2”, a lo que Dirac respondió “eso es una afirmación, no una pregunta, el siguiente…”. En otra ocasión, durante una comida, un amigo inició la conversación diciendo: “parece que tenemos un día ventoso”. Tras eso Dirac se puso en pie, abandonó la sala, buscó una ventana, la abrió y tras comprobar que era cierta volvió a la mesa para responderle: “si, así es”.

De Dirac se dice que habló menos en toda su vida que lo que una persona “normal” habla en solo un día, de hecho su vocabulario habitual era apenas “si”, “no” y “no lo se”. Como otros genios “raritos”, el de Bristol se casó con una extranjera. Su mujer era la hermana de un amigo físico húngaro, y probablemente accedió a casarse con Dirac pensando que sus rarezas no eran exclusivas, sino más bien propias de los hombres de aquel desconocido país.

Pero hablemos un poco más en serio de Dirac. ¿Por qué todo el mundo le reconoce como un genio simpar? Al margen de su talento, Dirac tuvo la suerte de haber nacido en la época más excitante que la física recuerda, y de haberla compartida con un plantel de genios irrepetible, todo lo cual condicionó su carrera. A comienzos de siglo, Einstein – y su Teoría de la Relatividad – había desbancado a la intocable mecánica newtoniana al demostrar que en las grandes escalas, el tiempo y la masa no eran inmutables sino dependientes de la velocidad, por lo que las ecuaciones clásicas (tan útiles a nivel local) no eran en absoluto exactas.

Luego, en la década de 1920, Newton volvió a ponerse en duda cuando se descubrió que sus leyes mecánicas no servían de mucho en el mundo microscópico, donde delimitar la velocidad y la ubicación de una partícula era simplemente imposible. Estaba naciendo la mecánica cuántica de manos de Heisenberg, y estas “borrosas” partículas no pudieron manejarse matemáticamente hasta que Schrödinger no empezó a emplear su conocido sistema de representación mediante ondas probabilísticas.

Sin embargo, si Newton no servía, era necesario unir ambos campos para comenzar a trabajar en el átomo. Pero construir una teoría cuántica que concordase con la relatividad parecía un reto imposible. Para resolver el enigma era necesario responder a dos preguntas clave: ¿Qué clase de ondas cuánticas permitirían describir los electrones? Y ¿Qué clase de ecuación de onda gobierna la dinámica de estas ondas, mientras que al mismo tiempo satisface los requerimientos de la relatividad? Por supuesto la respuesta – cuando se encontrara – debía servir para realizar predicciones físicas capaces de ser verificadas experimentalmente.

Y entonces, en el año de 1928, apareció el loco genial de Dirac, y su archiconocida ecuación. Al principio la gente creyó que la ecuación fallaba, ya que daba siempre dos resultados, uno positivo y otro negativo. Es decir, cuando se hablaba de un electrón, la ecuación de Dirac decía que debía existir otra partícula de masa idéntica y carga negativa, un “electrón positivo” o “positrón”. Dirac acababa de descubrir la antimateria.

Luego la historia es bien conocida, Anderson detectó en 1932 el positrón – lo cual supuso la gloria para Dirac – y un año después la Academia Sueca le concedía el Nobel compartido con Schrödinger. Uno no puede dejar de pensar el tiempo que habría que haber esperado para unir ambos campos, de no ser por la irrupción de este monosilábico físico teórico (al que por cierto las verificaciones físicas de sus trabajos le traían sin cuidado).

En efecto todo este asunto da que pensar si, al prescindir de los autistas, el mundo no se privará de algún que otro ser genial que ayude a la ciencia a dar saltos gigantescos como este. Aunque claro, ¿quién le explica esto mismo a unos padres al comienzo de un embarazo… que acaban de recibir el devastador diagnóstico?

La pregunta queda en el aire, y para concluir este sentido homenaje al de Bristol, os dejo con otra anécdota de su forma “literal” de entender el lenguaje. Cuando un periodista le preguntó cómo había encontrado la ecuación, Dirac contestó simplemente: “la encontré bonita”.

Genio y figura.

Nota del autor: Si os sentís un poco perdidos con todo esto de la mecánica cuántica y queréis un texto que pudiera entender hasta un niño, os recomiendo que os compréis el libro de George Gamow «El Breviario del Sr. Tompkins» (compendio de tres ensayos de Gamow, uno de los cuales es descargable en Scribd). Especialmente recomendable el maravilloso «cuento cuántico«.



6 Comentarios

  1. Vaya con Dirac… Me he acordado del libro «Una nueva mente», de Daniel Pink. En él explica cómo debemos, ahora más que nunca, «aprender» a pensar con la parte derecha del cerebro para afrontar con éxito el futuro que nos espera. Lo recomiendo.

  2. como no iban a ser parecidos si es como su maestro, o no?? de hecho llegue a esta pagina por fogonazos y no me gusta comparar pero, te llevas a aberron entre las patas!! jejeje

  3. Todos los genios han sido raros e introvertidos. Newton uno de los mas grandes, lo fué. Charles Steinmetz y muchos mas. Ellos viven su propio mundo, no el de las trivialidades.

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Por maikelnai, publicado el 9 enero, 2009
Categoría(s): Ciencia