Porque las poses frente al mar, junto a un árbol, o bajo el arco de la iglesia/ayuntamiento (táchese lo que no proceda) están más vistas que el TBO. Porque sabemos que vas a martirizar a las visitas sacando el álbum cada vez que se dejen caer por casa, así que endúlzales la píldora. Porque si has pasado una fase de locura transitoria tal que te ha empujado a casarte, lo mejor es que quede constancia del desvarío. Porque la originalidad es un valor siempre en alza que se puede aplicar incluso a algo tan clásico como las fotos de boda. Porque simplemente he alucinado viendo trabajar en directo al bilbaíno Alberto Bermúdez.
Y vale, este post también se publica porque Sheila y Fernando se casaban y quería que salieran en el blog haciendo el indio. ¡Felicidades par de dos! 😉
Mi agradecimiento a Alberto por enviarme la foto que le pedí y por autorizarme a reproducirla 😉
Felicidades a Sheila y Fernando, por supuesto.
Llevo tiempo intentando convencer a mi novia de hacer algo así cuando nos casemos, pero por ahora está complicado. A ver si enseñándole esta galería se anima, aunque nos pille un poco lejos Alberto Bermúdez para contratarlo.
Salu2
Qué bonito es el amor cuando hay humor.
Es una inversión de futuro… se invierte en las risas de los hijos y nietos cuando las vean dentro de unos años, y en sus risas encontrarán su propia juventud. Seguro que vale la pena.
Querido compañero.
Cien por cien de acuerdo contigo. Se trata de poner pimienta. Lo que ocurre, es que el 90% nos vemos obligado a realizar fotografías «gastronómicas», o sea, las que nos dan de comer, por exigencia del cliente. Pero no sabes cómo difruto cuando encuentro una pareja dispuesta a colaborar con este tipo de reportaje que describes y que comparto contigo.
Enhorabuen por mantenr esa idea, compañero.