La foto la tomó Viral Joshi una tarde de invierno en Madrid. La autora hacía cola para entrar en la catedral de la Almudena cuando de pronto, una enorme bandada de estorninos surgió de la nada creando un coro de trinos que rodeaba el cielo. En ese momento, la grandeza de la catedral pasó completamente inadvertida para los turistas.
La foto se publicó el 12 de noviembre en la sección Your shot de National Geographic.
Por cierto, ayer encontré un precioso conjunto de fascinantes fotos antiguas capaces de encandilar hasta a un redomado culé como el que os escribe. Pongamos que hablo de Madrid…
Bueno, el futbol no tiene que ver con las ciudades ¿o si? Yo soy del Madrid y Barcelona me parece una ciudad preciosa. Y la foto, también.
Carpe Diem
Força ocells!
Miedito me dan los pobres que anden debajo de esa bandada sin paraguas…
Me recuerda a la mañana que casi se nos cuela una bandada en casa: http://tallcute.wordpress.com/2009/08/31/despertandose-con-el-trino-de-los-pajaros/
Bueno, ganarle en belleza a la Almudena no es que sea muy dificil. XD
se les tendrian que haver cagado encima a mas de uno
Justamente esta mañana había una bandada de lavanderas, aunque claramente más lejos, formando figuras en el cielo.
No puedo evitar que me recuerde a este clip de David Attenborough.
http://lamediahostia.blogspot.com/2009/11/el-sindrome-de-attenborough.html
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Todos los dias, en casa de mis padres, a medio camino entre la sierra de Madrid y Madrid mismo, sobre las 7 de la tarde, se puede observar a bandadas enormes de estorninos cruzando el cielo, vienen de comer del campo, para dormir en la ciudad.
Digno de verse!….
Uno de los pocos recuerdos agradables que me traje de la mili en Burgos eran los atardeceres de verano en las que bandandas inmensas de estorninos revoloteaban en el aire, se comportaban como un banco de peces gigantesco, como una gran pelota que se deformaba moviendose por todo el horizonte, se desgajaba y volvia a unirse, como un juego, durante media hora o mas, al cabo de un rato se empezaban a desgajar bolas de unos cientos de pajaros que bajaban en picado hasta los arboles del cuartel (donde tenian refugio asegurado). Mientras, el resto de la bola seguia su pulular, perdiendo poblacion poco a poco, era un proceso que duraba hasta el fin del atardecer, muy bello y muy plastico. Lo echo de menos aunque la verdad reconozco que los estorninos son un incordio de ruidos y suciedad.