Hace unas semanas, hablaba yo en mi blog en Yahoo! de la que se lió en Twitter a costa del concurso al mejor cadáver animal. Sin duda, la garduña que veis sobre estas líneas se habría merecido un capítulo aparte por el modo en que pasó a mejor vida.
Os lo resumo. Durante el otoño de 2016, cierta garduña (un pariente de la comadreja) hizo caso omiso a los múltiples carteles de advertencia que rodean las instalaciones del LHC en Ginebra, y se adentró en las instalaciones científicas. Poco después, 18.000 voltios recorrieron su cuerpo, sin duda de forma poco agradable, achicharrando al pobre mustélido. Aquel “eléctrico” incidente, hizo que el colisionador tuviera que detener su actividad de forma temporal.
Ahora, sin duda ignorando la actual corriente animalista que podría provocar motines frente a la vanguardista instalación suiza, los responsables del CERN han decidido ceder el cadáver de la criatura para una exposición titulada “«Cuentos de animales muertos»” organizada por el Museo de Historia Natural de Rotterdam, en los Países Bajos.
En dicha exposición, se exhiben cadáveres de animales que murieron en diversas circunstancias provocadas por la actividad humana. La idea partió del director del museo, Kees Moeliker.
La comadreja es el último cadáver animal que incorporan a la exposición en el museo. Se une a un gorrión que recibió un disparo tras sabotear un intento de record mundial de derribo de piezas de dominó (23.000 en concreto). También contamos con un erizo que se cayó fatalmente en un recipiente en el que se cocinaban helados McFlurry en una fábrica de McDonalds. También mostramos un siluro que cayó víctima de una tradición holandesa que consiste en beber grandes cantidades de cerveza acompañadas de peces extraídos de un acuario. Resulta que el siluro contaba con un escudo protector, y una vez tragado se hinchó haciendo aflorar sus espinas. Esta estratagema no le salvó la vida al pez, pero hizo que el muchacho de 28 años que se lo tragó pasara una semana en la UVI.
A causa de otro desafortunado incidente, Kees Moeliker decidió poner en marcha esta exposición. Sucedió en 1995, cuando un pato macho se estrelló contra la fachada de cristal del museo y murió a causa del impacto, este extraño incidente no impidió que otro macho de pato decidiese violar el cadáver de su congénere durante 75 minutos. Aquel suceso fue muy comentado en la comunidad e hizo ganar a Moelkner un premio IgNobel cuando publicó sus observaciones. “Fui el único testigo” sostiene Moelkner. “Soy un biólogo experimentado, pero lo que vi era completamente nuevo para mi”.
En fin, después del revuelo en Twitter que causó el pasado enero la iniciativa #BestCarcass, no he podido dejar de escribir sobre esta extraña exposición, que confieso me ha hecho sonreír abiertamente. ¿Seré un malvado opositor a los animalistas?
Me enteré leyendo The Guardian.
Bueno…no. No eres un malvado opositor de los animalistas. Los animalistas tampoco son gente rara que planean motines y oscuras tramas. Pero también es bueno entender que cada uno tiene el corazón puesto en algo y quienes queremos a los animales sentimos cierta tristeza al ver como se toma tan livianamente el valor y la belleza de una vida. No eres un malvado, pero burlarte de los animalistas tampoco te hace un tipo guay.
Ah! Y perdona no haberte dicho que yo y mi familia disfrutamos mucho con tu blog. Esperamos actualizaciones y las comentamos en grupo.
Saludos de una familia (de animalistas) 😉
Touché ?