¿Se puede chatear en un bar un vino de 5400 euros la botella?

Por , el 7 diciembre, 2016. Categoría(s): Inventores ✎ 6

coravinNo soy ningún apasionado del vino, pero ¿quién no ha oído hablar de los escandalosos precios de una botella de Petrus Pomerol, por ejemplo? En el norte, al menos en Asturias, hay mucha afición por chatear buen vino, aunque lo normal es que uno no pague más de 4,50 Eur por una copa de un buen reserva Rioja. Lo demás ya son frivolidades. (Para quien no conozca el término, chatear es pedir vinos copa a copa – y no por botellas – en cualquier bar, bodega, enoteca, etc.).

¿Pero qué pasa si un amante del vino, que no tenga ningún problema económico, desea chatear una sola copa de Petrus Pomerol? Como sabréis, el vino debe consumirse poco después de que se descorche y oxigene, de lo contrario echará a perder sus propiedades. Por ello, ningún hostelero osaría abrir una botella de vino tan cara para servir solo una copa, ya que estaría obligado a vender el resto de la botella en un plazo muy corto de tiempo, lo cual no es sencillo cuando cada copa sale a 900 EUR (si hablamos del Petrus Pomerol por ejemplo).

Bien, el caso es que comentando esto hace poco con un auténtico entendido del vino (Gerardo, regente del restaurante El Pañol), me dijo que él no tenía ningún problema en servir una copa a ese precio, y que tras eso podría guardar de nuevo la botella en la bodega sin temor a que se echara a perder. Sus palabras exactas fueron: “yo te pongo ese vino sin siquiera quitarle el capuchón de aluminio que recubre el corcho de la botella”. Yo no daba crédito, ni siquiera Houdini podría servir un vino sin romper la botella o sacar el corcho, pero afortunadamente no aposté dinero. Lo habría perdido.

¿Cómo es posible? Gerardo nos hizo una demostración en vivo sacando el aparato que veis en la foto superior. Con él, efectivamente pudo servirnos un poco de vino de esa botella sin quitar ni el corcho, ni el capuchón. Por lo que puedo leer, este dispositivo que se llama Coravin, fue inventado por un estadounidense amante de los buenos vinos llamado Greg Lambrecht. El aparato incluye una aguja tan fina que es capaz de abrir el poro del corcho sin romperlo. Además, cuando se extrae la aguja, este dispositivo inyecta argón (un gas noble que no altera las propiedades del vino) en la botella, por lo que el temido oxígeno no llega a estropear el resto del contenido de la misma.

La pequeña bombona de gas argón, da para chatear unas dos botellas (es decir 12 copas) tras lo cual hay que cambiarla. Por eso los hosteleros normalmente te cobran un plus cuando pides este servicio. No obstante, si vas a pagar 900 eur por una copa de Petrus, unos pocos céntimos más por el argón no te van a echar para atrás.

¡Curioso verdad! ¿Quién ha dicho que los bares son un lugar donde uno no aprende cosas sobre ciencia y tecnología?

PD. He visto información sobre Coravin en Directo al paladar fechada en mayo de 2015, por lo que para nada se trata de una novedad, pero me ha llamado tanto la atención que no he podido resistirme a hablar de esto en mi blog. (No, no es un post patrocinado, que os veo venir).

PD 2. En este vídeo de YouTube, un hostelero andaluz explica como funciona este dispositivo.



6 Comentarios

  1. Es muy curioso, pero lo que a mí me gustaría saber es si una copa de ese caldo te estimula como para pagar 900€. Recuerdo un año en que a mi padre le regalaron un jamón de 600€, gloria bendita, jamás probé nada igual, hablamos de varios kilos de jamón, pero una copa de vino… Chico no sé, el paladar tiene un límite. ¿Hasta donde llega la marca y hasta dónde el sabor?

    1. Otro síntoma más de que la civilización se va a la mierda. La decadencia hoy en día se ha solidificado.
      En fin, este comentario no aporta nada, pero necesitba desacerme de la nausea que me ha suscitado la lectura. Puedes borrarlo, seguiré buscando la complejidad entre las cosas sencillas

  2. El artículo nos indica un curioso artilugio que resulta interesante, y aparece el «viejo debate» de los articulos de gran lujo y si «valen o no la pena»

    Pues hay un viejo dicho que indica que «las cosas valen lo que los demás están dispuestos a pagar por ellas» que se atribuye a Publilio Siro (vamos, que tiene sus añitos)

    Y es simplemente un mercado mas. Hay gente con un gran poder adquisitivo, eso es un hecho. Podemos discutir si es moral o no, pero es un hecho. Igualmente existe un mercado de artículos de muy elevado precio solo asequibles para esas personas.

    Y no lo veo el problema, algunas gente se escandaliza de que haya vinos de 5400 euros la botella (puede que con razón o no) y otros de que se gasten mas de 700 millones de euros al año en el funcionamiento del CERN (obviamente son cosas diferentes, que no me apedreen) y esa gente con mayor o menor razón podrá aducir que existen «cosas mas importantes». Son opiniones personales y entrar en ellas es un debate bastante esteril en ocasiones ya que se suele ser mas visceral que lógico.

    ¿Que sentido tiene un aparatejo como ese? Pues es simplemente otro artículo de «gran lujo». Lo mismo que gastarte un millón de euros en un reloj que te da la hora cuando uno de pocos euros puede dártela con mas precisión, o en un coche de varios millones existiendo el autobús.

    Lo interesante en este caso, es la existencia del «invento», como puede serlo por ejemplo los mecanismos de un «Rolex» para medir el tiempo o cualquier otra cosa. Es ciencia que se aplica en campos donde no se podía sospechar, y nada mas.

    O al menos eso creo.

    1. Lo primero que he dicho en mi comentario es que es muy curioso (refiríendome al aparato) y luego me interesaba la opinión del autor sobre la relación marca-sabor-precio ya que parece entender del tema. Una curiosidad lleva a otras, no veo el debate.

  3. Ese chisme tiene otra aplicación muy interesante y lucrativa: el robo de vino.

    Mejor me explico. Hace tiempo mi señora hizo un curso de turismo y salió el tema de la enología. Pues al parecer, algunos señores con pocos escrúpulos realizaban perforaciones en el fondo de las botellas, sacando los caldos de varios cientos/miles de euros y los sustituían por otros que no eran malos, pero sí de menor precio. Como al parecer en el mundo del vino (al igual que en otros) existe mucho postureo (que tire la primera piedra el que no lo haya hecho) y un conocimiento del vino inversamente proporcional a la cantidad de pasta disponible, pero parece ser que es relativamente fácil colársela a la gente (yo soy capaz de saber si un vino está rico o no … ahora, el distinguir los matices afrutados, retropalatales y si ha sido recogido por vampiros leperos … pues como que no)

    Vamos, que me temo que más de uno va a tener este chisme, pero no para servir vinos.

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Por maikelnai, publicado el 7 diciembre, 2016
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