La ciencia tras ‘Un monstruo viene a verme’

Por , el 2 noviembre, 2016. Categoría(s): Ciencia ✎ 2

cartel-un-monstruo-viene-a-verme
Ayer me dejé caer por el cine para ver la última película del director J. A. Bayona, “Un monstruo viene a verme”. (Lo siento pero este post tendrá algún spoiler). Por resumir la trama, diré que trata de la vida de un chico británico de 12 años que se enfrenta a la enfermedad terminal de su madre. El gran protagonista “imaginario” de la película es un árbol milenario que el chaval ve desde su ventana; en concreto un majestuoso ejemplar de tejo europeo (Taxus baccata) que mágicamente puede transformarse en un gigante humanoide. Este monstruo arbóreo acude en varias ocasiones a visitar a Conor O’Malley (que así se llama el personaje pre-adolescente interpretado por un talentoso actor llamado Lewis MacDougall) para contarle historias y exigirle algo doloroso a cambio.

Lógicamente el film de Bayona tiene mucho más que ver con los sentimientos de pérdida y con el paso a la edad adulta que con la ciencia, pero en el último tercio de la película, la última esperanza para salvar a la madre parece recaer en un fármaco oncológico a base de tejo. Nada más salir del cine me propuse averiguar si Patrick Ness, autor del libro en que se basa la película y también del guion, simplemente le había echado imaginación al asunto o si en realidad había una base médica para tal giro.

Y en efecto esa base existe, pero antes veamos un poco de información sobre este árbol, al que los druidas consideraban mágico. Del tejo se sabe desde hace milenios que es una planta venenosa, de hecho comer cantidades relativamente pequeñas de sus hojas puede ser fatal para el ganado y los humanos, ya que contienen unos alcaloides llamados taxinas. En tiempos de los romanos, se creía que también su madera era mortal. Plinio el Viejo dejó escrito en su Historia Natural que: “incluso los cuencos para vino que emplean los viajeros, fabricados en la Galia con madera de tejo, pueden causar la muerte”. La literatura científica moderna sostiene en cambio que la madera de este árbol es prácticamente inocua, y apenas se han reportado unos pocos casos de irritación o dermatitis.

Vayamos ahora con la historia del antitumoral extraído del tejo. El paclitaxel (Taxol®) se separó de la corteza del árbol de tejo del Pacífico (Taxus brevifolia) ya en 1971, aunque no fue hasta la década de los 90 cuando la FDA (Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos) aprobó su uso. Desde 1971, el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos ha usado Taxol® como una droga antitumoral en los ensayos clínicos y ha sido aclamado como uno de los avances más significativos en la quimioterapia del cáncer en la historia reciente. Desde 1990, los ensayos clínicos que usan Taxol® han tenido éxito al tratar el cáncer de ovarios en etapa avanzada.

un-monstruo-viene-a-verme
Por lo que puedo leer, el paclitaxel funciona reforzando la estabilidad de los microtúbulos que forman el “esqueleto” estructural de las células, evitando de este modo que se rompan y reorganizándolas para que se reproduzcan por mitosis normal, lo que inhibe la multiplicación de las células cancerígenas.

Curiosamente, el tejo del Pacífico del que se obtenía inicialmente le trajo una publicidad negativa a este fármaco, ya que hacía falta talar tres árboles adultos para obtener la dosis necesaria para tratar a un solo paciente. Para evitar las críticas de los ecologistas, las farmacéuticas buscaron formas menos agresivas de obtener este químico, lo cual consiguieron empleando las agujas del tejo europeo (Taxus baccata) mucho más común que el del Pacífico.

Resumiendo, el señor Patrick Ness se tomó la molestia de documentarse cuando escribió su novela, y ahí está la literatura científica para probarlo.

PD. Si vais a ver la película (en mi opinión muy recomendable) llevaros un paquete de Kleenex.

Fuentes consultadas: Pharmecutical-journal.com y Phys.org.



2 Comentarios

  1. Hola ?

    En la edad media en las isla británicas se usaba su madera para hacer el famoso arco largo. Es probable que este uso, para hacer arcos o lanzas, sea mucho más antiguo, lo que asociaría tradicionalmente a su madera con la muerte. Viene así explicado en «La Diosa Blanca » de Robert Graves.

  2. Hola!! Gran post.

    Sólo quería corregir una cosilla del mecanismo de acción del taxol. No refuerza los microtúbulos sino al contrario, el fármaco bloquea su formación, y de esta forma no les permite a las células tumorales seguir creciendo.

    Saludos!!

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.