Spermbot, la ‘muleta’ que ayuda a caminar a los espermatozoides vagos

Por , el 18 enero, 2016. Categoría(s): Tecnología

¿Habéis oído alguna vez eso de que el esperma es de mala calidad? ¿O que los espermatozoides son ‘vagos’ y no se mueven como debieran para poder alcanzar y fecundar al óvulo? Seguramente si, ya que es uno de los principales problemas que impiden concebir a las parejas. Bien, pues todo esto podría arreglarse en el futuro con la ayuda de un robot minúsculo que envuelve al flagelo del espermatozoide, y actúa como un motor dirigible.

Como veis en el vídeo, el robot es una especie de espiral metálica que los científicos pueden dirigir a voluntad con la ayuda de campos magnéticos. A esta criatura, que se mueve gracias a la rotación producida por un micromotor (como si fuera una hélice) la han llamado “Spermbot”. Una vez alcanzado su objetivo, la hélice se desenrosca del flagelo del espermatozoide girando en sentido contrario (al menos esa es la idea).

De momento las prometedoras pruebas se han hecho en laboratorio y con células animales, pero si la estrategia puede perfeccionarse de modo que logremos dirigirlos dentro de las trompas de falopio de mujeres, podría dar nuevas esperanzas a muchas parejas que no pueden permitirse la compleja y cara inseminación in vitro.

El coste de concebir sería mucho más económico para las parejas empleando Spermbots, porque ya no habría necesidad de extraer óvulos viables a la mujer que desea ser madre. Obviamente falta todavía un tiempo para ver esto en nuestras clínicas, antes habrá que diseñar dispositivos de visualización más sofisticados, sin los cuales los médicos no podrán guiar al espermatozoide hacia el óvulo elegido.

Sin embargo, por lo que puedo leer, los investigadores tienen todavía que solucionar cierto problema con los pequeños robots, y es que algunas veces se enredan tanto al flagelo del espermatozoide, que son incapaces de liberarlo una vez atraviesan las paredes del óvulo.

El trabajo del equipo de investigadores alemán, en el que figura por cierto una compatriota (Mariana Medina Sánchez), acaba de publicar sus prometedores resultados en la revista Nano letters.

Me enteré leyendo Science.



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