Así eran los jarabes para la tos hace un siglo

Por , el 23 septiembre, 2014. Categoría(s): Curiosidades ✎ 5

Hubo en tiempo en que las farmacias eran lo más parecido a un coffee-shop, y si no fijaos en la etiqueta de un centerario jarabe para la tos llamado «One Night» (Una noche). Su composición es de esas que meten miedo: alcohol (menos de un 1%), cannabis (es decir marihuana), cloroformo y morfina.

Supongo que para tranquilizar, la etiqueta decía que estos ingredientes se habían combinado «hábilmente» con otros varios (que no aparecían en la composición). Pero vamos, en vista de los que si aparecen mejor no saber cuales eran los otros ¿hojas de coca? ¿hongos alucinógenos? Apuesto a que Pocholo habría simulado tener tos a todas horas de haber nacido hace 100 años. ¡En Magaluf sería trending topic!

Claro que la pregunta es…. ¿el jarabe para la tos se llamaba «One Night» porque nadie llegaba a la segunda ingesta? En fin, a pesar de que conozco a algún amigo que se ha metido cosas peores un sábado noche, yo es imaginarme a un niño recibiendo una cucharadita de este sirope y se me ponen los pelos como escarpias.

Investigando por ahí, veo que estas tropelías han sido bastante comunes antes del establecimiento de controles médicos serios obligatorios. Sin ir más lejos, mi compañero Aberrón nos habló hace años de los medicamentos radioactivos que se anunciaban libremente en los EE.UU. o Alemania durante la década de 1920 o 1930. No os perdáis su ¡La radioactividad os sienta tan bien!.

Por no recordar la salvaje cirugía cerebral que se hacía con los enfermos de esquizofrenia o depresión, cuyo nombre aún provoca terror: lobotomía. Por lo que he podido leer hubo médicos que la recomendaban incluso a los aquejados de migrañas severas. Afortunadamente aquella locura se detuvo en la primera mitad del siglo XX con la aparición de la clorpromazina. Algo muy parecido sucedió con el electroshock, felizmente superado. Aquello si que era medicina «energizante».

A finales del siglo XIX, Freud el padre de la psiquiatría, usaba y recetaba libremente la cocaína a sus pacientes y amigos como un tónico para curar la depresión y la impotencia sexual. Él era cocainómano, y creía que no existía una dosis máxima mortal. Por desgracia uno de sus pacientes le salió «contestón» y le dio por morirse de sobredosis. Aunque habrá quien piense que la cosa funcionó, porque el enfermo no necesitó mas psiquiatras desde aquella mortal receta.

Sin retrotraerse tanto en el tiempo, en la década de los 60 en España, era habitual recetar a los niños desganados aquel vino dulce con extracto de quinina llamada Kina, e incluso el popular Sansón. Después de un chupito, comer no se si comerían mejor pero sin duda cualquier cosa pasaba a ser más apetecible… si el plato dejaba de moverse. Yo siempre comí de marvilla y no necesité ni Kina ni Sansón, una lástima haberme perdido la experiencia.

¿A donde voy a parar? Pues nada, que creo que por fin lo he comprendido. Tras este breve repaso por estos «terroríficos» productos, que una vez estuvieron bien vistos y que se empleaban legalmente en nuestros ambulatorios y boticas, ya entiendo que algunos farmaceúticos de hoy en día no tengan miedo ninguno a preparar o vender productos homeopáticos. Después de todo, saben que lo que venden es agua, efecto placebo, una dilución de «nada». Y eso la verdad, debe dejar sus conciencias tan satisfechas como llenas sus cajas.



5 Comentarios

  1. La terapia electro convulsiva (electro shock) se sigue realizando hoy en día. La diferencia fundamental es que se anestesia a los pacientes antes de aplicarla, pero sigue vigente. Soy psicóloga.

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