Así nació la política

Por , el 2 noviembre, 2011. Categoría(s): Personal ✎ 10

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– Estimado Ulf, vengo a visitarte a tu cabaña porque dicen de ti que eres el hombre más sabio de la tribu, respetado incluso por los grandes guerreros del norte.

– Gracias Dween, cuéntame tus cuitas, tal vez pueda ayudarte.

– Como sabes mis tierras lindan con el gran río por el norte y oeste y con las tierras de Clain «el tuerto» al sur y el este.

– Lo se Dween, yo mismo os ayudé a construir el muro bajo de piedra que delimita vuestros pastos.

– Pues verás Ulf. Recientemente una de mis vacas, muy nerviosa de naturaleza, cruzó la pequeña cerca – probablemente alentada por los dolores de un parto inminente – y parió un hermoso ternero en las tierras de Clain. Dime, ¿a quién de los dos pertenece la cría?

Ulf le miró un rato en silencio, como pensando en que contestar, y finalmente respondió.

– Lo siento mucho Dween, pero ya sabes que la ley ancestral dice que los frutos que la diosa naturaleza produce en tus propiedades, tuyos son. Así pues, aunque se que te disgusta oírlo, el ternero le pertenece al tuerto Clain.

Dween decepcionado, le dio las gracias por escuchar su historia y darle consejo, y se fue aceptando que tenía un ternero menos.

Aquella misma tarde, Ulf recibió una nueva e inesperada visita.

– Saludos Ulf, poderoso y magnánimo líder de la aldea. Vengo a consultar tu justo parecer con respecto a un problema que me preocupa y que me enemista con mi vecino.

Ulf sonrió al ver entrar a un hombre robusto que se tapaba la cuenca vacía con un vellón de piel de jineta.

– No hace falta que me cuentes más Clain, conozco tu caso. Y creo que ya sabes lo que te voy a contestar. Desde la noche de los tiempos el animal que crías en tu casa, así como su prole, tuyo es a todos los efectos aunque se desoriente y finalice en las tierras de otro hombre. Puesto que la vaca perdida era de Dween, el ternero suyo es también pese a que naciera dentro de tus lindes.

Clain el tuerto no pudo sino asentir moviendo la cabeza con desilusión. No era la respuesta que quería oir, pero Ulf era considerado un servidor del poderoso vecino del norte (se decía que incluso tenía potestad para recaudar impuestos en su nombre) así que no quiso importunarle con diatribas legales para las que por otra parte no estaba preparado. Como sucedió unas horas antes con Dween, dio las gracias por ser recibido, saludó y se fue por donde vino.

El hijo de Ulf, que había asistido en silencio a las dos conversaciones le preguntó a su padre intrigado.

– Padre. ¿Por qué has dado respuestas tan distintas a cada uno de ellos? No logro comprender.

Su padre, se dirigió a la cuadra y regresó con una cuerda.

– ¡Cállate tonto! ¿Qué sabes tu de política? Hoy hemos ganado un ternero.



10 Comentarios

  1. jajajajjaja buenisimo! pero lastimablemente cierto. Maikelnai, por cierto de tu autoría? me gustaría usarlo en mi blog, y si obviamente dar créditos a quien lo merece.

  2. Muy acertado el cuento y el astuto «sabio» tendrá su ternero. Pero un día se sabrá lo que hizo, seguramente de la manera más inesperada, y podría terminar sin ternero, sin casa y con el cráneo aplastado.
    Aunque el cuento es simpático, una amiga mía me explicó que política (politikoi) eran aquellos asuntos que competían a todos e idiotikoi aquellos de índole privada. Luego de idiotikoi derivó la palabra «idiota» para definir aquel ignorante o torpe que no quiere ocuparse sino de sus propios asuntos.
    Por tanto, por mucho que haya políticos como el del cuento, sin políticos y sin política estamos destinados a ser idiotas. Más nos vale no desentendernos de ella ni tratarla tan mal, porque al hacerlo dejamos que los Ulfs del mundo se aprovechen y hagan desastres. Varios ejemplos tenemos regados por el mundo.

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Por maikelnai, publicado el 2 noviembre, 2011
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