Se trata de un clon mutante, raro y alterado que no ha tenido sexo durante miles de años, y la variedad ha pasado a ser uno de las frutas favoritas de la nación. Científicos franceses han alertado que, sin acciones radicales y rápidas, en 10 años podríamos verdaderamente quedarnos sin plátanos.

Dos males causados por hongos, la enfermedad de Panamá y la Sigatoka negra, están abriéndose camino a través de las plantaciones de bananos, exactamente igual que sucedió con la plaga que un día devastó las cosechas de patatas. Pero al contrario que las patatas, y otros cultivos, de los que se pueden criar variedades resistentes contra las enfermedades, logar una variedad de plátano que resista a los hongos es extraordinariamente difícil.

Emile Frison, líder de la INIBP (Red Internacional para la Mejora de los Bananos y Plátanos) con sede en Montellier, Francia, comentó a la revista New Scientist que el negocio de los plátanos podría quedar difunto en una década. Eso no solo significa que nos veamos obligados a tomar de postre una berenjena split, o que los canarios tengan que dedicarse a la cría del melón. La banana, en sus diferentes formas, es la dieta base para unos 500 millones de personas en Asia y África.

Casi todas las variedades de plátano cultivadas hoy en día son esquejes clonados, en efecto, de una variedad salvaje que mutó de forma natural y que fue descubierta por los primeros granjeros hace unos 10.000 años. Esta rara mutación, provocó que las bananas salvajes crecieran estériles, sin semillas. Estos antiguos granjeros tomaban esquejes de los mutantes, y luego esquejes de los esquejes, así sucesivamente.

Las plantas usan la reproducción para barajar su fondo común genético, formando variedades de modo que algunos ejemplares de la especie sobrevivan ante una enfermedad, que de otro modo la aniquilaría por completo. Pero como las bananas estériles mutantes no pueden cruzarse, no cuentan con esta clase de protección.

Las plantaciones comerciales de bananas fueron devastadas en la década de 1950 cuando la enfermedad de Panamá acabó abuptamente con la variedad dominante, la Gros Michel. Una variedad resistente, la Cavendish, llenó el hueco. En la actualidad solo gracias al empleo masivo de fungicidas – lo normal es fumigarlas 40 veces al año – se mantiene a ralla a la Sigatoca, y existe una nueva versión de la enfermedad de Panamá que no puede ser fumigada. La cosecha de banana del Amazonas ya ha sido devastada por los hongos, y según el señor Frison, en algunos lugares de África se enfrentan ahora al equivalente de la hambruna de la patata irlandesa.

Una de las posibilidades es modificar genéticamente las bananas (plátanos transgénicos) pero los cultivadores temen el rechazo de los consumidores. Los grandes cultivadores depositan todas sus esperanzas en lograr mejores fungicidas.

Desde Honduras llega un rayo de esperanza, científicos de aquel país han pelado y cribado 400 toneladas de bananas para encontrar 15 semillas para su cruce. Han dado con una variedad resistente a los hongos que puede cultivarse de forma orgánica. Si las bananas no desaparecen de las estanterías para el año 2013, tendrán un aspecto y sabor diferentes.

Traducido de Yes – in 10 years we may have no bananas