¿Podremos imitar al ajolote y regenerar la médula espinal dañada?

Por , el 25 abril, 2018. Categoría(s): Bichos ✎ 3

Ajolote inmaduro
La bióloga molecular Karen Echeverri (profesora asistente en la Universidad de Minnesota, que indudablemente debe tener ancestros vascos) acaba de hacer una presentación científica en San Diego de la que voy a hablaros ligeramente hoy.

Bien, esta joven investigadora acaba de descubrir el secreto que permite a algunos animales regenerar sus extremidades (e incluso columna vertebral) cuando sufren heridas o incluso amputaciones. En su opinión, los humanos tal vez seamos capaces de replicar este mismo proceso.

Por lo que puedo leer, el animal elegido para el estudio es una salamandra mexicana de la que ya traté en este blog hace la friolera de 11 años, el ajolote, anfibio que por cierto está en peligro de extinción en su entorno natural por tratarse de una codiciada mascota de acuario. ¡Así somos los humanos!

Pero vamos con lo interesante. Cuando un ajolote sufre una herida en la médula espinal, unas células “auxiliares” de las neuronas a las que llamamos células gliales, comienzan a proliferar muy rápidamente y se reposicionan sobre la zona afectada para ayudar a reconstruir las conexiones entre los nervios seccionados, es decir para reconectar la médula espinal dañada.

En humanos, sin embargo, cuando se da una lesión en la médula espinal las células gliales se agrupan para formar tejido cicatricial, el cual boquea los nervios y evita que estos se reconecten entre sí.

El equipo de Echeverri descubrió que una proteína en particular llamada C-Fos (que portan tanto las salamandras como los humanos) tiene un papel crucial en el proceso de regeneración llevado a cabo por los ajolotes. Sin embargo, en nuestro cuerpo esta proteína tiene vedada su asociación con otra familia de proteínas llamadas C-Jun, que son las que inician la formación del tejido cicatricial.

Ahora que conocen el mecanismo, el equipo de biólogos moleculares espera poder crear un fármaco que “desconecte” las proteínas C-Jun y que permita a las células gliales asociarse entre sí para permitir que la médula espinal se regenere.

En The Telegraph puedo leer algunas declaraciones optimistas de la propia Karen Echeverri:

“Los humanos tienen una capacidad de regeneración muy limitada, mientras que otras especies como las salamandras poseen la notable capacidad de regenerar funcionalmente sus extremidades, tejido cardíaco e incluso su médula espinal después de una lesión. Hemos descubierto que a pesar de esta diferencia en la respuesta a las lesiones, estos animales comparten muchos de sus genes con los humanos. Este conocimiento podría usarse para diseñar nuevas dianas terapéuticas para el tratamiento de las lesiones de médula espinal u otras enfermedades neurodegenerativas”.

Hace innumerables años que vengo leyendo noticias esperanzadoras sobre el tratamiento de lesiones medulares que podrían devolver la capacidad de caminar a los hemipléjicos y el movimiento a los tetrapléjicos, pero hasta el momento (sin la ayuda de exoesqueletos) aún no he visto resultados que puedan calificarse de espectaculares (pese a que algunos merecen mención aparte).

Dado que cada año entre 250.000 y 500.000 personas sufren lesiones medulares en todo el mundo (en España se calculaban unos 20.000 lesionados medulares en 2016), sin duda el trabajo del equipo de Echeverri, que parece serio y prometedor, será acogido con ilusión y todos le deseamos mucho éxito.

Yo, con los años de la experiencia detrás y deseando equivocarme de una vez por todas, pido una pizca de escepticismo antes de lanzar las campanas al vuelo. Demos tiempo a los científicos para que trabajen y avancen en su conocimiento, pero mientras tanto y en vista de las cifras mencionadas, la mejor medida es la prevención, especialmente cuando estamos al volante.

El trabajo de la profesora Echeverri se presentó el pasado 23/04/2018 en público durante el simposio anual Experimental Biology, que tuvo lugar en San Diego, California.

Me enteré leyendo ScienceDaily.



3 Comentarios

  1. Poder determinar el tiempo inicial en el que empiezan las células gliales su proliferación para estimular la producción de proteína c-fos, o c-juan de acuerdo a q se desarrolle la reconexion de nervios. Debe ser el próximo paso.

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