Robojelly, otro ejemplo de biomimesis

Por , el 8 mayo, 2012. Categoría(s): Tecnología ✎ 3

Robojelly

Tanto en este blog como en Amazings, he tratado con cierta frecuencia el tema de la biomimesis (rama de la ingeniería que trata de imitar las soluciones empleadas por la naturaleza para resolver toda clase de problemas), así que no debe extrañaros demasiado que hoy os hable de un robot medusa.

En efecto, ese extraño ser que aparece en la foto superior, y que tiene un aspecto que recuerda al cruce entre una medusa fuera del mar y una lámpara con diseño vintage, es en realidad un robot llamado Robojelly (¡poco original el nombre, pardiez!). Así en seco, fuera de su elemento, el robor parece poca cosa, pero si seguís leyendo veréis un vídeo en el que se le ve elevarse desde el fondo del tanque de agua, con movimientos rítmicos de bombeo que recuerdan indefectiblemente a la criatura en la que se inspira, la medusa común (Aurelia aurita).

Este pequeño robot es en realidad un prototipo a escala reducida. Lo que pretenden los científicos es diseñar un vehículo submarino no tripulado capaz de moverse gracias a sus músculos artificiales activados por hidrógeno. Y eso es lo realmente sorprendente, la idea es que el robot genere su energía de forma perpetua, sin recargas de batería. Para lograr algo así de complicado hay que buscar formas de propulsión efectivas y realmente sencillas, y la musculatura de una medusa ciertamente cumple estas condiciones.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=U2OSJQhHQp8[/youtube]

El robot, descrito por sus autores – un equipo de científicos de Virginia Tech y de la Universidad de Texas en Dallas – el pasado marzo en la revista Smart Materials and Structures consta principalmente de una estructura de nickel-titanio capaz de recordar su forma, envuelta en nanotubos de carbono cubiertos de un catalizador de platino. Para terminar de darle un aspecto orgánico, se cubre todo el conjunto con una mesoglea (capa gelatinosa no celular situada entre el ectodermo y el mesodermo de animales tales como esponjas y celentéreos) de silicona, y asunto arreglado.

El concepto es simplísimo y brillante, los músculos artificiales se moverán gracias al calor producido por la reacción del platino con los recursos renovables de gas oxígeno e hidrógeno presentes en el agua. Como estos elementos son en principio inagotables, Robojelly podrá ser capaz de nadar de forma indefinida… al menos hasta que llegue la primera avería mecánica (dile tu a una tortuga laúd de 500 kilos que esa cosa que se mueve como una «sabrosa» medusa no es lo que parece).

En fin, no se si hay planes inmediatos para soltar robots de estos en aguas abiertas para que monitoricen el estado del océano, pero a mi no me disgusta para nada la idea. Siempre y cuando los fabriquen con sabores horribles claro, pensemos en las tortugas…

Lo descubrí leyendo el blog de Kara Rogers en Scientific American.



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