Tras plantar 32 saúcos en el jardín trasero de su casa, John Krusback comenzó a injertarlos entre si, doblando los tallos y ramas para darles la forma de una silla. Después de 11 años, todas las juntas de la silla fueron lo bastante fuertes como para soportar el peso del «jadinero-carpintero». Tal y como el propio Krusback dijo tras recolectarla, la silla fue «cimentada por la naturaleza».
Aquí tenéis una foto de la silla cuando aún estaba viva.
La historia es de comienzos del siglo XX y la vi en Cakeheadlovesevil (vía atlasobscura).
Eso es tener paciencia, y lo demás cuento. De todas formas me gustaba más la silla en el jardín, cuando todavía estaba viva.
Coincido con Jaime. Una pena que la cortaran
Y lo peor es que, tras 11 años, no parece muy cómoda… 🙂
Ese señor se anticipo a futuro.
La nanoingenieria y bioingenieria conseguiran que la autoconstruccion programada de estructuras sea una nueva industria.
Interesante! Voy a aprovechar tu post para spamear un poco uno que hice yo sobre «cultivar» casas. Siempre me ha parecido una forma interesante de hacer construcción sostenible, y si «cultivas» los muebles y la casa a no te digo…
Si no crees apropiado que lo haya puesto aquí lo borras y ya esta, ningún problema.
Once años para una silla… este en IKEA no encontraba trabajo. Lo que es cierto es que por ahi podría ir mucho del futuro (me refiero a la bioingenieria).
Carpe Diem
La silla es preciosa, pero apuesto a que no aguantaba más de 5 minutos sentado en ella, al menos, sin un cojín… tenía que ser de un incómodo.
Justo acabo de encontrar en mi reader otra noticia relacionada con más ejemplos de sillas y casas orgánicas. Échale un vistazo, tiene imágenes muy curiosas.
http://www.darkroastedblend.com/2009/09/living-growing-architecture.html
Para los que tengan algo menos de paciencia (no todo el mundo cuenta con 11 años para semejante tarea), recuerdo haber visto en Bricomanía o algún programa similar que hacían una sombrilla de jardín de hierro forjado, pero solamente el «esqueleto» y con agujeritos cada pocos centímetros. El objetivo era que una hiedra subiese por el mástil y formase las pantallas entre los hierros superiores, y la verdad es que el resultado era precioso.
Según he leído no son saúcos, sino arces negundos. No puedo distinguir muy bien la especie en la foto en que salen vivas las plantas, pero seguro que no son saúcos, a esos los tengo yo muy «calaos».
Ese tipo de arce tiene hueca la madera, en su día podé algunos. La silla sería ligera.
Lo que hace una vida ociosa y la paciencia.