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Los lemures están aún entre nosotros por una mera cuestión geográfica. Cuando Madagascar estaba unida a Gondwanalandia (antiguo megacontinente formado por los actuales África, Sudamérica, Australia, Antártida, India, y Madagascar) hace 160 millones de años, los lemures – un antiguo linaje de primates – se extendían por todo el megacontinente. Luego, hace entre 17 y 23 millones de años, aparecieron los monos en la masa continental, pero Madagascar ya no estaba allí. La deriva geológica había alejado a esta gran isla hacia el este. La llegada de los monos, primates mucho más inteligentes y adaptables, llevó a los lemures a la extinción en el resto del mundo, por lo que supongo que los lemures de Madagascar – si estudiaran geología – serían grandes forofos de la tectónica de placas.
El vídeo superior (cortesía de la BBC) muestra a unos lemures sifaka de Verreaux, animales netamente arborícolas de unos 6 kilos de peso que pueden saltar ágilmente hasta 13 metros entre las ramas de los bosques madagasqueños. No obstante, cuando llegan a un claro en los bosques y se ven forzados a moverse por el suelo, se vuelven torpes bailarines que saltan de lado empleando sus patas como muelles, y manteniendo el equilibrio con la ayuda de brazos y cola. El espectáculo es surrealista, mezcla de ballet bufo y película de artes marciales, pero aún así asombroso.
Efectos especiales impresionantes para un espectáculo ya de por sí «sin cables»
Lo malo será que pillen un agujero en el suelo, la leche puede ser de órdago.
Lamentablemente para los lemures, hace unos cuantos siglos apareció una especie de simios que son capaces de navegar por el mar, y así han llegado a su isla, llevándolos cerca de la extinción.
Mi mujer se ríe mucho cuando ve a estos lemures porque dice que corren como yo por el pasillo de casa. Y no le falta razón.