1903, cuando las cosas se hacían «a pelo»

Por , el 20 octubre, 2008. Categoría(s): Curiosidades ✎ 16

Esta tarde he encontrado un foro muy interesante sobre anécdotas matemáticas en la web holandesa xs4all. De entre las varias que he leído me quedo con la chulería de F.N. Cole (en la foto), quien en los tiempos en que las computadoras o el proyecto GIMPS eran simplemente un sueño, logró dejar boquiabierta a la entendida audiencia con su trabajada pericia matemática. La historia dice así:

En sus tiempos Mersenne afirmó que el número 2^67-1 era un número de marsenne primo. Algo que en 1876 Lucas demostró falso, y aunque en efecto el número no era primo, sus métodos «manuales» no le permitieron encontrar ningún factor que lo demostrase. Y así quedó la cosa hasta el año 1903, cuando Frank Nelson Cole (1861-1927) anunció una conferencia en octubre durante la reunión anual de la American Mathematical Society (AMS) titulada «Sobre la factorización de grandes números». Llegado el día, Cole se levantó y fue caminando a la pizarra sin decir una palabra. Luego calculó a mano el valor exacto de 2^67 y le restó cuidadosamente el 1. A continuación, multiplicó dos números entre si, el 193.707.721 y el 761.838.257.287. Los resultados de ambas operaciones resultaron ser iguales. Tras dicha demostración Cole volvió en silencio a su asiento, y según cuenta la leyenda, aquella fue la primera y única charla durante la reunión de la AMS en la que la audiencia irrumpió en aplausos. No hubo preguntas.

Hoy en día cualquier ordenador doméstico con el programa adecuado encontraría la factorización en menos de un segundo, pero en aquellos tiempos – tal y como él mismo declaró después – al bueno de Cole le costó los domingos de tres años encontrar ambos números.

Para los curiosos: 2^67 -1 = 193.707.721 x 761.838.257.287 = 147.573.952.589.676.412.927



16 Comentarios

  1. Interesante relato y por cierto, muchos, muchísimos comentarios en «menéame» deberían ser como en este caso: en silencio, pero claro, la gran mayoría de comentaristas de menéame ya se sabe como son: mugrientos pogres fascistas, lloricas simplones que involucionan hacia las uñas de los pies.

  2. Asombradito m’e queda’o. ¡Tendría que ser una pizarra enorme! Porque esos cálculos son de los que no caben en una simple hoja de papel.
    De todos modos, no olvidemos que en esa época era normal que los maestros pusieran como ejercicio hacer sumas de 100 números y cosas por el estilo. De hecho, en muchas tiendas no quedaba otro remedio que hacer una suma a mano, salvo que tuvieran dinero para una calculadora mecánica, de esas de darle a la manivela.

  3. Maikelnai, aparecí por aquí porque tu relato apareció en la portada de menéame. No sé si en los próximos días volverás a ocupar la portada cuando yo la visite y blablabla…. y como usuario «bloqueado» que no puede opinar aprovecho la oportunidad de comentar en blogs ajenos. Por ejemplo, en el tuyo.

    Estoy en contra del «karma» ese de los albaricoques y de que niñatos que no han esnifado ni el parvulario me den clases de cocina y blablablabla….

    Hasta luego, hasta mañana y que lo pases bien y que tengas una larga y próspera vida y que me gustó tu relato.

    Saludos

  4. me a encantado tu post… pero tan solo una cosa cuando dices que «Hoy en día cualquier ordenador doméstico con el programa adecuado encontraría la factorización en menos de un segundo»… no es cierto del todo

    Digamos que todo depende del tamaño del número del que estemos hablando, encontrar la factorización, o dilucidar si un número es primo o no, aún pareciendo trivial para un programa informático no es tan rápida (para número muy, muy grandes ojo), ya que la «carga» de cómputo es elevada. Un programa preparado para ello es rápido, pero todo tiene un límite 😎

  5. Lo que veo dificil no es que lo haga a mano, que ya tiene merito, sino…que no soltase una sola palabra!!!! No se, que menos que un » queda demostrado! » o un rencosoro » jodete, tenia yo razon! » Hay que tener mucho cuajo para no decir ni mú.

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