Vivimos un momento maravilloso para el descubrimiento de planetas

Por , el 24 marzo, 2008. Categoría(s): Ciencia ✎ 5

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Hasta hace bien poco, los planetas solían ser lugares familiares, como Marte y Saturno, que orbitaban a nuestro sol y que todos conocíamos bien desde nuestros tiempos de escolares.

Sin embargo, desde que los astrónomos identificaron el primer planeta exterior a nuestro sistema solar, hace 13 años, la escena se ha vuelto redomadamente pintoresca. Ya que en estos momentos, según la Enciclopedia de Planetas Extrasolares, existen 277 planetas extrasolares confirmados, y unos cuantos más esperan en la lista de «sospechosos en espera de confirmación».

Esta explosión de los descubrimientos planetarios está dándose a una velocidad tan alta que incluso los científicos involucrados en la búsqueda se ven a menudo sorprendidos — especialmente porque su objetivo final es nada más y nada menos que encontrar vida en alguna otra parte del universo.

«Este es un momento absolutamente asombroso para los que trabajamos en este campo», comenta Mark Swain del JPL de la NASA, quien la semana pasada informó sobre el hallazgo del primer «exoplaneta» en poseer metano orgánico en su atmósfera.

En la nota de prensa que Swain emitió la semana pasada tras el descubrimiento del metano comentó: «no solo los encontramos muy rápidamente y en gran variedad, sino que estamos empezando a caracterizarlos – sus masas y órbitas, las propiedades de sus atmósferas, mediciones sobre la duración de sus días y noches, la dinámica de sus vientos, etc.».

Hasta el momento, la mayor parte de estos lejanos planetas son enormes bolas calientes de gas como Júpiter o Saturno, que aparentemente no son capaces de dar cobijo a la vida. Además, están tan lejos, que los humanos son incapaces de observarlos directamente. El planeta con trazas de metano está no obstante bastante cerca — a una nave espacial que viajase a la velocidad de la luz le costaría 63 años llegar hasta él – pero la mayor parte de los otros se encuentran a cientos o incluso miles de años luz de distancia.

Pero con los descubrimientos de nuevos e ingeniosos métodos de localización y diagnóstico con los que regularmente nos obsequian los astrónomos — algunas veces nuevas tecnologías, otras veces simples fórmulas novedosas e inventivas de analizar los datos — muchos expertos en este campo dicen que es simplemente cuestión de tiempo detectar planetas rocosos de un tamaño similar al de la Tierra, en otros lugares del cosmos.

«Ya hemos sido capaces de detectar planetas con solo 5 o 10 veces la masa de la Tierra», comenta Sara Seager, prominente investigadora especializada en planetas extrasolares y profesora en el MIT. Los grandes gigantes gaseosos normalmente son cientos de veces más grandes que nuestro planeta. «Si la tecnología mejora un poco, con otro empujoncito, encontraremos Tierras», añade.

Esto no equivale a decir que los científicos encontrarán necesariamente vida en otro planeta distante – aunque ciertamente esa es la esperanza, y en ciertos sentidos, la expectativa. Pero con la recientemente demostrada habilidad de detectar moléculas de metano, un compuesto químico asociado muy a menudo con la vida, los investigadores están ganando confianza y esperan ser capaces de detectar señales de actividad biológica en sistemas solares lejanos, si es que existe.

«Encontrar metano en la atmósfera de un exoplaneta en particular es muy importante, pero demostrar que contamos con las herramientas para identificar moléculas en estas atmósferas tiene una importancia aún mayor», comentó Seager, quién no estuvo relacionada con el hallazgo.

Carl B. Pilcher, director del NAI (Instituto de Astrobiología de la NASA) en el Ames Research Center de California, está de acuerdo en que el reto actual es detectar planetas más pequeños, del tamaño de la Tierra, y luego descubrir más y mejores formas de aprender cosas sobre sus atmósferas y demás características.

Pilcher afirma que al igual que la búsqueda de exoplanetas se ha vuelto especialmente fructífera con el transcurrir del tiempo, esto también sucederá con la búsqueda de vida en otros planetas y otros sistemas solares, lo cual es el principal objetivo del Instituto que dirige.

«Existen cientos de miles de millones de estrellas solo en nuestra galaxia, y probablemente cien mil millones de otras galaxias con un número de estrellas similar a la nuestra, de modo que parece altamente improbable que no existan otros planetas similares a la Tierra orbitando alguna de esas estrellas, a la espera de ser encontrados», comentó. «Con todo esto en mente, trabajamos duro en pos del descubrimiento de técnicas que permitan dar respuesta a la pregunta de si existirá vida en ellos».

Algunos de los trabajos sobre la búsqueda de exoplanetas y análisis de sus órbitas y atmósferas se llevan a cabo con telescopios terrestres, y otros se realizan mediante observatorios orbitales tales como el Telescopio Espacial Hubble, que suministró los datos empleados en el descubrimiento del exoplaneta con metano. Además, los astrónomos y astrofísicos se encuentran desarrollando métodos aún más potentes para la interpretación de datos y el uso de la espectroscopia, que divide la luz en sus componentes para revelar las «huellas dactilares» de los diversos compuestos químicos.

La necesidad así mismo de contar con un hardware más potente es algo en lo que ya se trabaja. El lanzamiento del satélite Kepler de la NASA, que se diseñó para encontrar planetas distantes a medida que estos transitan frente a sus estrellas madre, está programado para la próxima primavera y se espera que sea capaz de localizar cientos o miles de nuevos planetas. El Telescopio Espacial James Webb, un sucesor altamente mejorado del Hubble que será capaz de encontrar moléculas atmosféricas en los exoplanetas rocosos y no solo en los gigante gaseosos, se cree que estará listo para ser lanzado en el año 2013.

El reciente descubrimiento de metano en la atmósfera del exoplaneta HD 189733b ha sido la clase de logro que el NAI y otros múltiples organismos estaban buscando; aunque casi con toda seguridad se trate de metano de origen químico, tal y como sucede en Júpiter y Saturno, y no de origen biológico (el planeta se encuentra peligrosamente cerca de su sol — tarda solo dos días en completar una órbita — y tiene una temperatura atmosférica de aproximadamente 900ºC). No obstante, el metano puede ser un subproducto de los procesos biológicos, de modo que aprender a detectarlo era algo esencial.

Las observaciones se realizaron a medida que el planeta pasaba frente a su estrella madre, en lo que los astrónomos llaman «tránsito».

A medida que la luz de la estrella se atenúa brevemente por la atmósfera que rodea el borde del planeta, los gases atmosféricos imprimen su huella identificable en la luz estelar.

«Los astrónomos esperaban encontrar señales de monóxido de carbono en el espectrograma y no metano, por lo que se vieron realmente sorprendidos por el hallazgo.

«Esto indica que realmente no comprendemos todavía las atmósferas exoplanetarias», comenta Swain.

Pero considerando que hace solo 15 años no se había descubierto ni un solo planeta fuera del sistema solar, añade Swain, es realmente notable que los científicos estemos ahora observando la composición y dinámica de planetas tan lejanos.

«Creo que cuanto más observamos, más evidencias encontraremos de que las condiciones para que la vida exista se dan ahí afuera», comenta Swain. «No veo ninguna razón por la que nuestra situación en este sistema solar deba ser única. Quizás poco común, pero no única».

Traducido de An ‘Astounding Time’ for Planetary Discoveries (autor: Marc Kaufman, redactor en el Washington Post)



5 Comentarios

  1. Por ahora 63 años luz son muchos y aunque lograramos viajar cerca de la velocidad de la luz seguiria estando muy lejos, por no hablar de la energia necesaria para impulsar un objeto a esas velocidad. Y sin contar tampoco que clase de material puede resistir esas velocidades. El mas minusculo grano de polvo estelar podria ocasionar un desastre.

    Necesitariamos unos deflectores tipo star treck o algun campo de fuerza para apartar toda la materia espacial que nos encontrariamos a nuestro paso.

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Por maikelnai, publicado el 24 marzo, 2008
Categoría(s): Ciencia