Comer (menos) para vivir (más)

Por , el 25 septiembre, 2007. Categoría(s): Ciencia ✎ 7

Un nuevo estudio revela por qué la restricción de calorías puede llevar a la longevidad

Por Nikhil Swaminathan

Los científicos saben desde hace más de 70 años que una de las vías seguras para extender la vida de los animales es cortarles el aporte calórico en un porcentaje entre el 30 y el 40%. La cuestión que restaba por saber era ¿por qué?

Ahora, un estudio comienza a desvelar el misterio y el mecanismo por el cual la reducción de la ingesta alimenticia protege a las células contra el envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad.

Los investigadores informan en la revista Cell que el fenómeno está probablemente relacionado con dos enzimas – SIRT3 y SIRT4 – de la mitocondria (la central eléctrica celular que, entre otras tareas, convierte los nutrientes en energía). Descubrieron que una cascada de reacciones provocadas por el descenso en la ingesta calórica elevaba los niveles de estas enzimas, lo cual producía un incremento en la resistencia y eficiencia de las baterías celulares. Al fortalecer la mitocondria, las enzimas SIRT3 y SIRT4 extienden la vida de las células, evitando que la mitocondria decaiga por el desarrollo de diminutos agujeros (o poros) en sus membranas, que es lo que permite a las proteínas que provocan la apoptosis – o muerte celular – filtrarse hacia el interior del resto de la célula.

“No nos esperábamos que la parte más importante de este proceso sucediera en la mitocondria”, comentó David Sinclair, profesor asistente de patología en la Escuela de Medicina de Harvard y coautor del estudio. “Creemos que, probablemente, hemos encontrado a los reguladores del envejecimiento”.

En el año 2003, el laboratorio de Sinclair publicó un trabajo en Nature que describía el descubrimiento de un gen que se activaba en la célula de levadura en respuesta a la restricción de calorías, gen al que Sinclair llama el “maestro regulador del envejecimiento”. Desde entonces, su equipo ha venido buscando un gen análogo que jugase un papel similar en las células de los mamíferos.

Los investigadores determinaron a partir de cultivos de células embrionarias de riñón humano, que la reducción en la ingesta calórica envía una señal que activa un gen en el interior de las células que codifica a la enzima NAMPT (nicotinamida fosforribosiltransferasa). Esta enzima (que tiene de dos a cuatro pliegues) provoca a su vez el alza en la producción de una molécula llamada NAD (nicotinamida adenina dinucleotida), que juega un papel central en el metabolismo y señalización celular.

El alza en los niveles del NAD activa a los genes SIRT3 y SIRT4, lo cual incrementa los niveles de sus correspondientes enzimas SIRT3 y SIRT4, que después fluyen hacia el interior de la mitocondria. Sinclair afirma no estar seguro con exactitud del modo en que las enzimas SIRT3 y SIRT4 elevan el nivel de producción energética de la mitocondria, pero aclara que los sucesos que llevan a la muerte celular sufren – cuando menos – un retardo si estas dos enzimas existen en grandes cantidades.

SIRT3 y SIRT4 forman parte de una familia llamada sirtuinas. (La enzima SIRT1, que ayuda a prolongar la vida celular modulando el número de “arreglos” efectuados por las proteínas reparadoras del ADN tanto dentro como fuera del núcleo celular, pertenece también a esta familia). SIRT es la abreviatura de “homóloga a sir-2” – una bien estudiada proteína conocida por ampliar la longevidad de las células de levadura. Según Sinclair, todos los genes de tipo SIRT en los mamíferos (y sus proteínas) son posibles objetivos para la creación de fármacos encaminados a extender la vida, así como a evitar las enfermedades relacionadas con el envejecimiento tales como el Alzheimer, el cáncer y los trastornos metabólicos como la diabetes.

“Desde el punto de vista del desarrollo de fármacos, creo que el gen SIRT3 es el próximo objetivo interesante”, comenta Sinclair. “Protege a las células, pero existen crecientes evidencias de que también podría mediar en los beneficios que se consiguen con el ejercicio físico”.

En la actualidad, el laboratório de Sinclarir trabaja en el desarrollo de lo que él llama un posible “superratón” con elevados niveles de NAMPT para ver si vive más tiempo y es más resistente a las enfermedades que los ratones normales.

Matt Kaeberlein, patólogo de la Universidad de Washington en Seattle, afirma que el equipo de Sinclair tiene una hipótesis interesante que conecta a la mitocondria con la longevidad, pero que esta necesita ser puesta a prueba en el contexto de una restricción alimenticia. “Si los ratones con alto nivel de expresión de NAMPT viven más tiempo y son resistentes a las enfermedades, esto brindará más soporte a la hipótesis”.

Por su parte, Sinclair está ansioso por ver los resultados de su experimento con el superratón. “Dependiendo de los resultados con este roedor”, comenta, “podríamos poner al NAMPT en la lista de objetivos farmacológicos”.

Traducido de Eat (Less) to Live (Longer)



7 Comentarios

  1. Este tipo de articulos dara pie para las anorexicas y bulimicas sigan en lo suyo…
    Hay que saber enttender mejor el articulo antes de llegar y hablar, pero muchos solo leen el titulo y creen saber del tema =/
    deberian , quizas, haber usado otro titulo….
    saludos 🙂
    interesantes articulos como siempre!

  2. no sabía esto, tomo nota. Lo haré cuando tenga 50 años o por ahí, comeré menos.
    Pero hoy no, hoy tengo 30 años, y voy a seguir comiendo como siempre, seis veces al día, comidas ligeras pero seis al día, y al gimnasio como siempre, a ponerme fuertote y ágil. Os lo recomiendo, os subirá la autoestima. Lo de no comer tanto ya lo haremos cuando seamos abueletes…

  3. Mi «extremismo» es para evitar las cosas que sugiere katty. Este tipo de informaciones da pie a toda clase de extremismos de otro tipo.
    Que conste que en realidad estoy de acuerdo con lo que plantea el artículo, pues es de sobra sabido que comer en exceso es malo. Y ahora tenemos un motivo más. Pero no deja de ser irónico (mejor dicho, triste, muy triste) que cuando una parte del mundo se preocupe porque tal vez coma demasiado, el resto del mundo pasa hambre… y no lo hace porque comer menos sea más sano.
    Y lo de machacarse en el gimnasio, si sube la autoestima es por las endorfinas que se liberan. Hombre, siempre es mejor eso que chutarse con drogas sintéticas…

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Por maikelnai, publicado el 25 septiembre, 2007
Categoría(s): Ciencia