Tratado sobre la lectura en los retretes

Por , el 11 junio, 2007. Categoría(s): Humor/Juegos ✎ 17

Todos nosotros pasamos una porción significativa de nuestras cortas vidas en el retrete, y ya que muy pocas personas disfrutan de un baño equipado con televisión, la lectura es un medio popular para pasar estos ratos. Sin embargo, hasta el momento se han realizado pocos trabajos sobre los factores que influyen en la elección de las lecturas de retrete. Este humilde tratado nace como un intento de ayudar a rectificar esta situación.

Los aspectos relacionados con la literatura de retrete pueden dividirse en dos categorías: los físicos, relacionados con el tamaño, composición y otros aspectos tangibles del material de lectura; y los intelectuales, relacionados con la naturaleza y las ideas expresadas en estas obras.

Consideraciones físicas

Tamaño

El cuarto de baño común no suele venir equipado con un atril o escritorio, de modo que las opciones para dar soporte al objeto a leer son: el suelo, las rodillas o las manos. La primera de estas opciones solo es realmente adecuada cuando el tipo de letra es muy grande, excepto tal vez si el lector es hipermétrope. No obstante, el suelo ofrece el área superficial más amplia, lo cual lo hace apto para leer incluso uno de esos periódicos de gran formato tan populares en el extranjero. Esta opción, sin embargo, no es demasiado recomendable, puesto que los suelos de aseo y cuarto de baño son propensos a sufrir humedades. En general, no es una opción inteligente llevarse al baño algo con un tamaño mucho mayor que el de una revista. El peso también es una cuestión a considerar, si queremos usar las manos como medio de apoyo, llevarse un tomo enciclopédico de tapas duras no es una opción muy acertada.

Encuadernación

Sostener el volumen en las manos no es ni mucho menos lo ideal, ya que una o ambas manos deberían estar disponibles para otros propósitos que puedan surgir de improviso. Es mucho mejor situar el volumen de lectura en el suelo o en las rodillas, lo cual requiere claramente una encuadernación que permita mantener el texto abierto por sus propios medios. Esto sin duda afecta negativamente a las novelas, que muy rara vez logran resistir abiertas sin la ayuda de sobrepesos que pueden dañar a su estructura. Esta prueba, solo la superan con buena nota las revistas, periódicos, libros grandes de tapas duras, y obras de referencia – o tesauros – tales como atlas, anuarios, etc.

Consideraciones intelectuales

Granulación

Por granulación me refiero al tamaño de las entidades semánticas de una obra. Así, por ejemplo, una novela tendría una granulación muy baja, una colección de historias cortas tendría un granulación media, y un diccionario una granulación muy alta. Debido a que la literatura de retrete se lleva a cabo durante impulsos cortos, es deseable elegir obras con alta granulación, probablemente no quieras leerte Crimen y Castigo durante un período aproximado de seis meses aprovechando todas las pausas de cinco minutos. Y seguramente tampoco quieres empezar a leer una obra larga y apasionante para descubrir, una hora más tarde, que aún sigues sobre el trono. Este factor (junto al de la encuadernación antes mencionado) hace de las obras de referencia interesantes y de las revistas, un excelente material de lectura.

Interés y utilidad

Un cuarto de baño no es probablemente el mejor lugar para intentar provocar el entusiasmo sobre algo que necesitas leer, pero que en realidad no quieres leer. Es preferible llevarse algo que te interese, pero que (tal y como antes se mencionó) no despierte tu interés durante demasiado rato.

Si, al igual que yo, te da pavor la perspectiva de morir y quieres sacarle todo el partido posible a tu estancia en la Tierra, deberías de leer algo útil. Según mi estimación – a ojo de buen cubero – te pasarás tal vez seis meses de tu vida en el retrete (basándose en pausas de 10 minutos diarias durante 70 años) y al partir, sería agradable sentir que has aprovechado este tiempo de forma sabia.

Respeto y reverencia

Algunas personas podrían considerar que es poco apropiado leer una obra a la que ellos tienen en alta reverencia mientras se realiza la defecación. Por ejemplo, aunque la Biblia cumple excelentemente mis criterios anteriores, un devoto cristiano podría negarse a leerla en el retrete (particularmente porque – tal y como el gnóstico del siglo II maestro Valentinus concluyó, y en lo que estuvo de acuerdo Clemente de Alejandría – Jesús nunca defecó, aunque comió y bebió). Este es un asunto de gusto personal, y va en función de si consideras que hacer popó es en realidad moralmente malo, o meramente maloliente.

Conclusiones

Ejemplos de obras apropiadas

Una obra que podría haber sido escrita para los lectores de retrete es el Diccionario Brewer de frases y fábulas*. Los artículos son cortos pero interesantes, el libro se mantiene abierto por si solo y tiene un tamaño razonable, y sospecho que pocas personas lo tengan en tal estima que se nieguen a leerlo en el retrete. (Debo añadir que se trata de una obra de referencia adecuada incluso para el uso diario con propósitos culturales, es un trabajo excelente, y bajo ningún concepto debería verse confinado al retrete).

* Nota del traductor, una obra en español que encaja a la perfección en el perfil sugerido por el autor (al menos en lo referente a consideraciones intelectuales) es el diccionario fraseológico documentado del español actual.

En mi apartamento tengo un buen montón de revistas de la National Geographic, y hay que decir que también cumplen su función como lectura de retrete, aunque la granulación tiende a ser un poco alta; de modo que un artículo puede durar varias visitas a la taza.

Consideraciones adicionales

Es necesario afirmar que este artículo es simplemente un intento de explorar, mediante una aproximación superficial, este interesante asunto. Muchos aspectos se dejan sin tratar… por ejemplo, un lector podría perfectamente preguntarse si es apropiado llevarse al retrete un libro que ya se ha empezado a leer fuera de este claustro. Podría también interrogarse sobre consideraciones adicionales relacionadas con leer en el retrete de otra persona, o incluso en aseos públicos. Existen realmente muchas vetas esperando a que un buen minero las explote, y espero que este escrito mío haya inspirado a unas cuantas almas audaces para que se aventuren más allá de este modesto comienzo.

Traducido de Talvi.net (el autor ¡que me ha parecido un maestro de la ironía! responde simplemente al nombre de Pont).



17 Comentarios

  1. Yo siempre tengo un tomo de la enciclopadia monitor en el cuarto de baño, esa enciclopedia es de la epoca del tito Paco y es muy interesante el trato que le dan a la Otan y a esas cosas tan de la epoca, sin embargo no salen figuras como garcia lorca y compañoa, cosa extrañsima. Me suelo llevar comics, normas de construccion, los libretos de los videojuegos, y si se me olvida algo, recurro a las bienavenidas etiquetas del champu y a las de los cosmeticos xD

  2. pues yo puedo llevarme El jueves, National Geographic, el libro que esté leyendo en ese momento, las indicaciones de la última crema que compré… pero también el móvil, el portátil, e incluso ¡usarlos!… (des)afortunadamente, hay momentos del día en los que no puedo perder ni un segundo.
    Me gustó lo «ligero» de este último post. Jaj

  3. (particularmente porque – tal y como el gnóstico del siglo II maestro Valentinus concluyó, y en lo que estuvo de acuerdo Clemente de Alejandría – Jesús nunca defecó, aunque comió y bebió)

    Me ha sorprendido semejante afirmación: recuerdo varios capítulos de los Evangelios que comienzan con «Estaba Jesús giñando en el monte cuando …». Muy extraño. Será una versión censurada de la Biblia.

    Ahora en serio: si, una revista es lo más indicado. Como te pongas a leer un relato o una novela estás apañado: se te pasa el tiempo volando. :S

  4. Hay novelas que se pueden leer en el trono, depende de si tienen episodios con la suficiente separación en la trama, o capítulos cortos. Yo suelo llevarme alguna de esas.
    Hay un aspecto que no se ha tenido en cuenta y es que la lectura debe ser absorbente, sobre todo si uno padece estreñimiento, para no tener que pensar en las «dificultades para que salga la cosa»; si uno está abstraído con una buena novela, ni se da cuenta…

  5. Yo estoy con gamusino. Desde que me di cuenta de poder llevar la portatil, ir al baño se ha convertido en otro mundo. Recomendable 100%. Eso si, tampoco le hago ascos a un buen libro 😛

  6. Leo este artículo y la verdad me divierte porque hace pocos días comentaba con el hombre de mi vida que eso de leer en el baño, de plano no se me da. Ni a ninguna mujer que conozco. Si acaso está ahi la National que alguien dejó, le veo las fotos y vámonos. Él respaldabe mi decir, y comentaba que las mujeres que conoce lo justifican con la falta de tiempo para perder… Puede ser,aunque yo sí pierdo el tiempo. Pero o los hombres se la viven estreñidos o les gustan demasiado sus aromas. No encuentro más razón

  7. Pues yo me llevo de todo al retrete.
    Mi «cacoteca» comprende: Diccionario de la Real Academia, la Nat Geo, el libro que este leyendo, catalogos, enciclopedias y cuanto libro, grande o pequeño encuentre, actualmente, hasta he estado leyendo de la portatil Civil War!
    Ah, y mi catalogo de Diseño que vive en el baño
    Acabo de leerme un libro de 350 paginas en pequeños viajes al water y mi tiempo se va entre dos universidades, la casa y mi marido, así que desmiento el comentario de arriba.
    A menos que apestes en grande, es un placer leer en el retrete…

  8. Jeje, qué bueno, qué capacidad analítica!

    Yo opté por los prospectos de los medicamentos, ya que el botiquín está muy a mano, y ahora me sé la composición, indicaciones, compatibilidades, incompatibilidades y efectos secundarios de todos los fármacos de uso común. Uséase que de perder el tiempo, rien de rien!! XD

  9. Yo me he llevado Hamlet y a el Quijote,por el motivo que en el wc alcanzo el mayor grado de concentración y entonces puedo comprender tales obras.

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